Acaba de cumplir nueve años, pero no está envejeciendo bien. El recinto Expo presenta una imagen cada vez más deteriorada en puntos como el pabellón de Aragón, cuyos bajos se han convertido en un lienzo en blanco para los grafiteros.

La pasarela del Voluntariado tampoco escapa de las pintadas y las vidrieras rotas. Aunque las brigadas municipales pasan cada cierto tiempo para dejarla como nueva, los grafitis vuelven en cuestión de días. A finales de mayo se contabilizaban por decenas. Los había de todas formas y colores: en el mástil, el suelo, las barandillas... Pese a que los servicios de limpieza actuaron por orden municipal (para hacerlo se necesita el permiso de la Confederación Hidrográfica del Ebro), actualmente pueden verse varios en la zona más próxima a La Almozara.

Más preocupante es la situación del pabellón de Aragón, cuya limpieza depende directamente del Ejecutivo autonómico, según explicó el presidente de la asociación Legado Expo, Juan Antonio Ibáñez. A su parecer, la situación actual se da "por la falta de vigilancia", ya que, a diferencia de otros puntos del recinto, no existen cámaras de seguridad. Esto hace que este pabellón se conserve "mucho peor" que otros.

"La imagen que se está dando es bochornosa. Está delante del Acuario, por donde pasan miles de turistas al cabo del año", añadió. A esto hay que sumar "el deterioro de losas y rampas". "No creemos que este sea un sitio adecuado para patinar", apuntó. Allí han llegado a encontrarse jeringuillas. También "botellas y vasos de plástico", que se han convertido en parte de la estampa habitual.

El colectivo, como ya hiciera en otras ocasiones, reclama un mantenimiento adecuado para esta zona, que "se pintó una única vez con motivo de la inauguración de la Ciudad de la Justicia".

Otros puntos afectados

El problema, en todo caso, no afecta exclusivamente a estos dos puntos. Ibáñez aludió a la situación de las llamadas ‘pantallas espectrales’, destrozadas por las pedradas, o a la de la escultura ‘The Water Wagon’, que amaneció mutilada en noviembre de 2016 y aún no hay fecha para su restauración. "Estamos hablando de un patrimonio de cientos de miles de euros", recordó.

Los grafitis también abundan en el andador que bordea la ribera del Ebro. Tampoco gusta la situación de ciertos elementos decorativos de las plazas del recinto, más afectadas por la acción del hombre que por el paso del tiempo. "Se ha creado una cierta sensación de impunidad. Nadie hace nada y parece que esté todo permitido", lamentó ayer el presidente de Legado Expo.

Sí se libran el pabellón de España, cuya fachada fue reparada a finales del pasado año, o el Pabellón Puente, que tuvo que pasar por ‘boxes’ en 2016 tras detectarse varios desconchones en el suelo y en el revestimiento de las paredes.