Siete años y medio de cárcel por abusos continuados a una menor discapacitada

El fiscal le acusaba de violar a una segunda niña, también deficiente, pero el tribunal tiene dudas y lo absuelve.

El acusado, tapándose la cabeza, durante el juicio en la Audiencia.
El acusado, tapándose la cabeza, durante el juicio en la Audiencia.
Oliver Duch

La Audiencia de Zaragoza ha decidido condenar a J. L. L. a siete años y medio de prisión por un delito continuado de abusos sexuales a una menor que tiene un retraso mental ligero y reconocido un 50% de discapacidad. La víctima es una chica de 17 años que considera al acusado "como un tío", ya que el hombre, de 52 años, había mantenido siempre una estrecha relación con su familia y frecuentaba casi a diario su casa.

Durante el juicio celebrado la semana pasada, la Fiscalía y la acusación particular pidieron una condena mucho mayor para el encausado (de entre 25 y 29 años), ya que le consideraban también autor de las agresiones sexuales sufridas por una hermana de la primera víctima, de 12 años e igualmente discapacitada. Sin embargo, el relato de los hechos que esta menor hizo ante una psicóloga de la Guardia Civil planteó demasiadas dudas al tribunal, lo que ha impedido condenarle por estos abusos continuados.

Los forenses reconocieron que la hermana pequeña, que tiene un 72% de discapacidad, fue penetrada "en varias ocasiones, de forma crónica y sin el concurso de violencia física". Pero los magistrados entienden que ello no es prueba suficiente para condenar a J. L. L. (al que no se identifica en este artículo para no perjudicar a las víctimas, que así podrían ser identificadas), puesto que él niega haber abusado de la menor y los especialistas que comparecieron en la vista dijeron que el relato de esta no podía darse por válido.

Se quedaba a solas con ella

Los hechos que llevaron al banquillo al encausado y que ahora le han costado una condena de siete años y medio de prisión –además de una indemnización de 5.000 euros y una medida de alejamiento de otros diez años– se produjeron en fechas no concretadas pero anteriores al 8 de marzo de 2016. Según explicó la víctima durante el juicio, el acusado solía acudir con frecuencia a casa de su tía –con quien vivían tanto ella como su hermana, por ser su tutora legal– y aprovechaba los momentos en que se quedaban a solas para someterla a tocamientos. No conforme con ello, el hombre llegó a penetrarla varias veces: no ha podido concretarse el número de violaciones, pero la sentencia habla de una cifra "superior a tres ocasiones".

Las agresiones sexuales tuvieron lugar en la cocina y en el cuarto de estar de la vivienda y la víctima no contaba nada a su tía por miedo a las amenazas que le hizo el acusado. De hecho, la mujer no se enteró de lo que estaba pasando a su sobrina hasta que en el instituto se percataron de algo le estaba ocurriendo a la menor.

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