Cansadas de ver la misma estampa día tras día, Arantxa Rapún y Pilar Baranda, dos amigas, vecinas del barrio zaragozano de La Bozada y socias de la asociación María Guerrero, decidieron hace unos meses ponerse manos a la obra y diseñar la campaña ‘Por un barrio más limpio’. Con ella pretenden reducir las “molestias y el descontrol” que, según cuentan, rodean habitualmente y desde hace años a unos cuantos contenedores del barrio en forma de suciedad, olores y ruidos.

Han elaborado carteles en los que recuerdan cómo se debe reciclar y tirar la basura, así como en qué horarios hacerlo: “Recicla en los contenedores adecuados entre las 21 y las 23, dobla las cajas de cartón antes de meterlas en el contenedor, recicla el vidrio sin molestar a los vecinos o si vas a tirar cualquier tipo de mueble o electrodoméstico, llévalos al punto limpio o avisa al Ayuntamiento previamente”, rezan las recomendaciones que pueden verse colgadas en los escaparates de algunos comercios del entorno.

Hasta esos establecimientos han acudido en el mes de mayo para dar a conocer su iniciativa y sumar apoyos y colaboración con el objetivo de “mentalizar a la población y contribuir a que su barrio, antiguo y muy comercial, sea más limpio”, comenta Baranda. Además, aseguran que han trasladado al Ayuntamiento de Zaragoza los puntos más conflictivos, han solicitado mayor vigilancia a la Policía Local para que se cumplan las normas en la materia y han pedido igualmente la instalación de un nuevo contenedor de papel en la calle María Guerrero.

Precisamente tal vía, dicen, es una de las problemáticas, junto a las calles Castilla y Díaz Mendoza. Aunque el escenario también es extensible al contenedor azul de la calle Escuelas Pías. Sobre el comportamiento de parte de quienes los usan denuncian falta de civismo: “Esta había sido un zona limpia y tranquila, pero ya no se recicla tanto cumpliendo las medidas adecuadas”, afirma Baranda. Al “abandono de estas funciones” por parte de algunos vecinos suman la importante confluencia de bares, restaurantes y comercios que se da en el entorno: “Si no reciclamos ni cumplimos con la normativa, esto es La Bozada ciudad sin ley”.

Como ejemplos, fuentes vecinales indican que hay personas que sacan la basura orgánica por la mañana, “cambian los muebles de la cocina y los dejan al lado del contenedor invadiendo la acera, en lugar de llamar al 010”. Otros depositan la basura en el suelo, los cartones sin doblar y las cajas o envases, también en el exterior, se lamentan. “Reciclar el vidrio durante la noche molesta muchísimo porque causa un ruido importante y las calles son estrechas”, añaden al tiempo que subrayan que, en ocasiones, “las bolsas se encuentran abiertas y los contenedores huelen”.

También es habitual, insisten, ver el suelo lleno de colillas a la salida de los bares. Aunque por el contrario, la nota positiva va de la mano de la recogida de los excrementos caninos: “No es usual encontrarse heces de perros por las calles, pues la mayoría de los dueños llevan su bolsa”, cuenta Pilar.

Tras poner en marcha esta campaña con el apoyo de la asociación vecinal María Guerrero, cuentan que “la situación ha mejorado muy discretamente” y esperan que siga dando sus frutos en lo relativo a los vecinos y a los establecimientos del entorno: “El paso de informar ya se ha hecho. Lo siguiente, tras un tiempo prudencial, debería ser un llamamiento a la atención, antes de sancionar”, concluyen.