Zaragoza

Enrique Cartiel: "Anento estuvo a punto de desaparecer y hoy tiene 12.000 visitas"

Cartiel, de 54 años y bombero del parque de Daroca, lleva más de media vida como alcalde (PSOE) de este pueblo, considerado uno de los más bonitos de España.

Enrique Cartiel: "Anento estuvo a punto de desaparecer y hoy tiene 12.000 visitas"
Nuria Pamplona

¿Cómo lleva ser el alcalde de uno de los Pueblos Más Bonitos de España?

Lo llevo muy bien, pero el problema es que se ha multiplicado el mantenimiento y cada vez recibimos más gente.

¿Implica mucha responsabilidad?

Sí. Siempre hemos intentado mantener todo todo limpio, pero ahora nos vemos obligados a ello, y lo hacemos muy a gusto.

El flujo de turistas es constante.

Vienen muchísimos. En 2016, la oficina de turismo contabilizó 12.000 personas, pero hay muchas más visitas a Anento.

Y solo tiene 100 habitantes.

Todo el mundo está contento. Hay un albergue, dos viviendas de turismo rural y un restaurante. La iniciativa privada podría ver las posibilidades que ofrece e invertir aquí. Ahora estamos luchando por reabrir un multiservicios, que se cerró, como bar-restaurante.

¿Es difícil gestionar tantas visitas en un pueblo tan pequeño?

Nuestra mayor preocupación es el mantenimiento de lo que ya existe. En este sentido, reivindicamos una solución a la problemática que tenemos en cuanto a infraestructuras turísticas.

¿Qué se tuvo en cuenta para incluir a Anento en esta exclusiva red de municipios (solo hay 11 aragoneses, de los 44 totales)?

Fue un conjunto de todo. La asociación de los Pueblos Más Bonitos de España hizo una auditoría y tuvo en cuenta muchos factores, como nuestro patrimonio histórico y natural. Para nosotros fue un reconocimiento a todos los años que llevábamos intentando sacar adelante el pueblo.

Este panorama contrasta con la despoblación que sufrió Anento en la segunda mitad del siglo XX.

Entre los años 50 y 60, el pueblo se quedó prácticamente abandonado. El 60% de las casas estaba en ruinas, las calles eran de tierra, la carretera se quedaba a 200 metros del casco urbano... La situación era caótica. Mucha gente se marchó a la ciudad.

Llegó a tener solo ocho personas censadas...

Realmente viviendo solo estaba el pastor y hubo un tiempo en que no había nadie. De 30 años a esta parte, es cuando empezó el crecimiento de Anento, con la delimitación del suelo urbano para marcar unas líneas generales en cuanto a la arquitectura.

Fue un gran cambio.

Y ya no solo por lo que se ha hecho desde el Ayuntamiento, sino por la participación de los vecinos, que han creído en el hecho de que el pueblo podía no solo no desaparecer, sino tener futuro.

Campo de Daroca, sin embargo, es una de las comarcas que más sufre la despoblación.

Aquí esa tendencia cambió, y eso que no había buenas carreteras comarcales y la situación geográfica no ayudó. Anento ha sido un ejemplo de lo que hay que hacer.

Entró como alcalde con 24 años y dice que le ha tocado hacer de todo, desde jardinero a albañil.

Y lo sigo haciendo. Ahora vengo de recoger material porque estamos ensanchando una de las calles principales que todavía es de tierra. Es que hay que hacer de todo, porque los recursos que recibimos de la Administración son pequeños. El albergue durante muchos años lo gestionó el Ayuntamiento con voluntarios. La realidad es que no se ha invertido tanto dinero, pero sí ha habido mucha participación y colaboración.

¿Qué se necesita para estar al frente de un pueblo pequeño?

Primero, disponibilidad de tiempo. Después, muchísima paciencia. Y que la gente crea en ti. No todo el mundo está de acuerdo. Pero hay que estar ilusionado y amar lo que se está haciendo, aunque suene utópico.

Hace un año sufrieron robos en 14 viviendas y en tres naves en una sola noche. ¿Este es un grave problema del medio rural?

Sí, pero no sé cuál es la solución. Se habló de colocar cámaras para vigilar el tráfico, como medida disuasoria. Sigo pensando que es gente que sabe que en esa zona no hay nadie, y va a lo seguro. Los efectivos de la Guardia Civil son los que son, y esta es una comarca muy amplia y despoblada.

Entre los retos pendientes está la carretera hacia Báguena.

Llevamos 30 años reivindicando esta obra. Se está rehaciendo el proyecto y espero que para el año que viene sea una realidad. Tenemos enlace con la autovía Mudéjar, que fue un antes y un después.

También quieren restaurar las pinturas murales de la iglesia, que además descubrió usted hace más de 25 años.

Esta iniciativa está en punto muerto. Buscamos ayudas pero no recibimos respuesta. Mientras la Administración no lo ponga en valor, no se podrá hacer nada.

Se presentó a la alcaldía para evitar que la iglesia del pueblo e desplomara. ¿Lo ha conseguido?

Bueno. De momento no se ha hundido. Conseguimos hacer unas cuantas fases, pero no se ha terminado. Está visitable, y es uno de los atractivos.

Otro objetivo sería construir un centro multiusos.

El pueblo se ha volcado en la pavimentación o el alumbrado, pero no dispone de un espacio para las actividades culturales y sociales.