El Cristo de la cuna restaurado regresa a Ateca

Los vecinos recibieron ayer la talla barroca, que se trasladó hace un año a la escuela taller de la DPZ. Fue una pieza articulada hasta que en el siglo XIX se le fijaron los brazos.

La presentación de la talla tuvo lugar ayer por la tarde en la iglesia de Santa María de Ateca.
El Cristo de la cuna restaurado regresa a Ateca
Macipe

Decenas de vecinos recibieron ayer por la tarde en la iglesia de Santa María de Ateca al Cristo de la cuna, una talla de madera policromada barroca que salió hace un año rumbo a la Escuela Taller de Restauración DPZ XIV, en Zaragoza, y que regresa ahora, ya recuperada, con una apariencia similar a la que tendría cuando fue concebida como una pieza articulada.


Realizada entre 1661 y 1663 por encargo de la cofradía de la Soledad, la imagen protagonizaba el descendimiento durante la Semana Santa hasta que, posiblemente en el siglo XIX, sus articulaciones se fijaron al cuerpo con trozos de tela encolada.


Entonces, incluso se sujetaron los brazos al tronco a la altura de las muñecas. Durante los trabajos de restauración, en los que han participado los talleres de investigación, arte mueble y carpintería, se sometió esta escultura a un análisis de rayos X, que sacó a la luz los numerosos clavos que se colocaron para impedir el movimiento.


La imagen despertó curiosidad entre los asistentes porque, según explicó el director de la escuela taller, Luis Benedicto, "se han eliminado los sistemas de fijación para que se pueda ver cómo el tallista la creó. Ahora los hombros no tienen forma y se aprecian los brazos como piezas independientes".


El responsable de la escuela taller (un proyecto promovido por el Instituto Aragonés de Empleo y la DPZ y cofinanciado por el Fondo Social Europeo) puso de manifiesto que la intervención fue "complicada" porque "hubo que decidir el criterio de restauración a seguir". Los técnicos optaron por "recuperar la talla como originalmente fue concebida". Al mismo tiempo se sometió a un proceso de limpieza, eliminación de los repintes y tratamiento de xilófagos. "Es necesario explicar a los vecinos por qué decidimos hacerlo así" y, de hecho, los alumnos que han trabajado durante meses en la pieza fueron los encargados de trasladar esta información ayer durante la presentación. La fase documental fue determinante a la hora de apostar por "eliminar las fijaciones no originales y de burda manufactura". El principal motivo de deterioro de esta talla se localizaba, precisamente, en las fijaciones de los hombros. Existían numerosas capas de repinte que, según indicaron desde la escuela taller, "empobrecían su calidad artística". Por otra parte, tal y como apuntó Benedicto, también ha sido importante la labor de reintegración de los dedos que faltaban:"Se hizo con una madera fácil de tallar que permita diferenciar la parte nueva de la original".


El alcalde de Ateca, Ramón Cristóbal, explicó que la imagen del siglo XVII estaba en una urna protegida por un cristal, lugar que volverá a ocupar ahora. Solo abandona ese espacio durante la Semana Santa cuando, según recordó Victoriano Sánchez, secretario de la cofradía de la Soledad, forma parte de la procesión del Santo Entierro. "La gente tiene mucho cariño y devoción a este paso", afirmó. El párroco, Florián Cuenca, añadió que "es la figura principal de esa procesión". Sánchez, además, indicó que también se ha restaurado la hornacina que contiene esta escultura de madera policromada porque "había mucha humedad y se había deteriorado".

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