No me mates con tomate

Los turiasonenses mudan de cara y de ropa para recibir a su Cipotegato.

El Cipotegato vuelve este sábado a recorrer las calles de Tarazona
El Cipotegato vuelve este sábado a recorrer las calles de Tarazona
Heraldo

Los 27 de agosto a los jóvenes de Tarazona no les duele el madrugar. Sí, jóvenes, porque en esta fecha tan señalada quien más y quien menos vuelve a los veintitantos. El despertador suena bien temprano para todos, para los que su DNI certifica su bisoñez, ya que toca reunirse con la cuadrilla a almorzar, y para los que ya no enseñan el carné –ni con tilde, ni sin tilde- porque les apremia el coger sitio en el Casino y el Amadeo para ver pasar al Cipotegato.


Las cocinas de Tarazona trabajan a destajo friendo huevos y patatas fritas. ¡Quién diría que hoy el protagonista es una hortaliza! Fe de ello da Tazueco y otros tantos puestecillos callejeros para los más rezagados: “Una bolsa, dos euros. Dos bolsas, un euro”. Alguno cae.


Cada una de las cinco peñas de la ciudad vive la cuenta atrás a su manera. La más numerosa y joven en espíritu, la Garrafus, pone inicio a sus fiestas con la tradicional 'Imposición de la borraja' –patrocinado por el señor Tazueco- a uno de sus miembros con más solera. Al laureado se le coloca en la cabeza la verdura a modo de peluca. Hasta la tele viene a dar buena cuenta de tamaño disparate.


Ambos márgenes del Queiles se van sobresaturando de gentes venidas desde Tudela hasta el Roncal con ropas más viajadas que Willy Fogg y que si te descuidas echan a andar..


A ratos, Tarazona parece la trastienda del Gran Prix. Unos –los más numerosos- llevan el pañuelo azul, otros el rojo. El primer equipo lo componen los foráneos y los de Ejea, los segundos venidos de tierras navarras, los forasteros.


El calor aprieta más que la faja y el que sea sábado no ayuda a aliviar la canícula. Hordas de fragancias suben camino de la plaza de España, epicentro de la batalla.


Los soportales hacen de burladero para los más escrupulosos. Los suelos resbalan, y los tomatazos se clavan como espadas. El ambiente está más cargado que las copas que sirven en las barras instaladas en la calle.


Todos a sus puestos, son menos diez, y ya estamos todos. Es el día de las venganzas a tomatazo limpio (qué paradoja), de reencuentro entre viejos amigos y conocidos. “Vaya, para un día que no me arreglo, me encuentro a todo el mundo”, bromea uno con gafas de buceo.


El Cipotegato no espera, pero sin pasar lista, seguro que no falta nadie: El que usa la sandía como casco, el de la fregona en la cabeza, y los que se suben a los contenedores soterrados como si fueran el Príncipe Alí.

“No me mates con tomate”

Si hay una cita de autoridad idónea para resumir el Cipotegato sería “Al mediodía, alegría”. Leticia Sabater hizo legión en Tarazona.


Con el Cipotegato de vuelta al Ayuntamiento, todos tranquilos, nadie ha muerto por tomate. Ahora la procesión toma camino inverso para cruzar las aguas, las de la ducha, las de la fiesta de la espuma, o las del Queiles. Eso sí, hay alguno que el único líquido con el que tendrá contacto las próximas horas será con el de la botella del indio.


Felices fiestas, ya solo quedan 364 días para el Cipotegato 2017.

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