Estar hechas de bronce y tener un origen mitológico no es óbice para que un mal día llegue una grúa y se lleve por delante a una de tus compañeras. Las ‘tres gracias’ de Gran Vía hacía tres meses que eran solo dos, después de un desafortunado accidente que se llevó de cuajo una de las figuras –cedió por sus finos tobillos– y arrancó también el brazo de la imagen vecina.

La obra ‘Complicidad’ –que así se llama el conjunto escultórico del bulevar central del paseo– empezó a desmontarse ayer para trasladarla a una fundición de San Juan de Mozarrifar, donde las figuras serán restauradas. Los trabajos de desanclaje del pedestal fueron arduos y se prolongaron durante horas porque las esculturas, a pesar de su aparente fragilidad y sus formas flamígeras, miden dos metros de altura y pesan cerca de 350 kilos.

Gómez Ascaso, autor de esta obra, estuvo ayer por la mañana revisando los desperfectos y planificando las labores de traslado. No es esta la primera vez que ‘las gracias’ viven una mudanza, pues ya en 2009 se exiliaron temporalmente debido a la renovación del cubrimiento del Huerva, consecuencia también de las obras del tranvía. "Una vez que concluya la restauración, que será dirigida por el propio autor y supervisado por los servicios técnicos municipales, la escultura será devuelta e instalada en la misma ubicación que ha venido ocupando en Gran Vía", informaban ayer fuentes municipales. ‘Complicidad’ lleva en el corazón de la ciudad –"donde ya se ha hecho su sitio entre las calles Laguna de Rins y Dato"– desde mayo de 2003, cuando fue donada a la ciudad por las fundaciones San Valero y Samca.

Los plazos para efectuar los arreglos se desconocen pero de los gastos de la restauración se hará cargo el seguro que cubría los trabajos de reposición del arbolado de Gran Vía –dependiente de la sociedad Los Tranvías– por lo que no supondrán coste para las arcas municipales.

Evitar las grietas

Tras evaluar los daños en la figuras, Gómez Ascaso explicaba que "se partieron por las soldaduras" –la parte más débil– y que hubiera sido peor "si se hubiesen chafado, porque habría que fundirlas de nuevo". Aunque en un principio se especuló con trabajar ‘in situ’ pronto se descartó la opción porque los trabajos son complejos. En las piezas que quedaron en pie se detectaron varias grietas –por eso han permanecido cubiertas esos meses– y el artista explicó que probablemente haya que chorrear con arena la escultura para dejar el metal limpio, proceder después a su soldadura y volver a dar la pátina que confiere a la obra su aspecto característico antes de recolocarla en Gran Vía.