Siete años bajo las ruinas de la Expo

Un vagabundo vive desde 2009 en un quiosco del parque del Agua. Iba a ser un restaurante y nunca se abrió. Costó medio millón de euros, pero ahora solo sirve de refugio para Eloy.

Eloy, sentando sobre una pila de periódicos. El 'guardián' del quiosco abandonado vive entre carros de la compra .
Eloy, sentando sobre una pila de periódicos. El 'guardián' del quiosco abandonado vive entre carros de la compra .
Guillermo Mestre

Puede que sea el símbolo perfecto del fracaso de algunas de las inversiones de la Expo. La personificación de la ruina en la que se han convertido varios de los negocios que florecieron en torno al meandro de Ranillas y a las riberas de Zaragoza. El llamado quiosco Acueducto es un intento fallido de bar restaurante en el parque del Agua, que desde hace siete años sirve de refugio a Eloy, un vagabundo que se ha convertido en el ‘guardián’ de este lugar. Rodeado de periódicos, cartones, carros de la compra y botellas de agua, habita en un edificio que costó más de medio millón de euros, pero lo hace en unas condiciones que poco tienen que ver con la pompa y el boato que acompañaron a la muestra internacional de 2008.


Eloy ocupa un espacio cubierto y cerrado por vallas, que debía haber sido la antesala del restaurante. "No tengo llave para entrar dentro", asegura. Por eso, cuenta que "lo peor aquí fuera es el frío por las noches". Tanto los trabajadores de los servicios sociales municipales como los voluntarios de la Cruz Roja le visitan con frecuencia. En un informe municipal sobre el estado de los negocios de la Expo se llega a afirmar que "hace las labores de ‘seguridad’" dentro del inmueble, aunque él aclara que no tiene relación con los gestores del parque del Agua y que, ni mucho menos, cobra por estas supuestas labores. Asegura que no crea problemas, que no se mete con nadie y que no quiere molestar. Ha encontrado en este cadáver de la Expo su casa, y así pretende que siga siendo.


De momento, parece complicado que el edificio tenga un futuro definido, al menos a corto plazo. Primero habría que hacer una importante inversión para adecuarlo. Esto, junto con el coste del mantenimiento –un mínimo de 1.000 euros al mes–, hace complicado que este equipamiento se estrene casi diez años después de lo previsto.Posible uso deportivo o infantil


El frustrado quiosco de restauración está incluido dentro de la concesión del centro termal y el campo de golf, que lleva una empresa que está en liquidación, Z08 Agua y Ocio. La obra la hizo la constructora Winterra, que nunca cobró por unos trabajos que costaron más de medio millón de euros. La concesionaria tiene una deuda con el Ayuntamiento por el quiosco de unos 20.000 euros "que será imposible recuperar", asume el Consistorio. Tenía que pagar un canon anual de 3.025 euros que nunca llegó a abonar.


Si la concesión del centro termal acaba vendiéndose, el Ayuntamiento preguntará al nuevo dueño qué quiere hacer con el quiosco para determinar sus posibles usos. En caso de recuperarlo, el Consistorio descarta seguir con el plan inicial de hacer un restaurante, debido a lo saturado que está el negocio de la restauración en el parque del Agua. Por eso, se plantea otros usos alternativos, como un centro de promoción de la actividad física y del ‘running’ o para acoger actividades lúdicas para niños.

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