El Ayuntamiento descarta que los barcos vuelvan al Ebro y negocia rescindir el contrato

El Gobierno de ZEC confirma que no dragará el río, lo que hace imposible que la embarcación pueda navegar. El Consistorio deberá compensar a la empresa.

Un grupo de usuarios disfruta del Félix de Azara II durante la última temporada de navegación fluvial, el año pasado.
Un grupo de usuarios disfruta del Félix de Azara II durante la última temporada de navegación fluvial, el año pasado.
Aránzazu Navarr

Los barcos turísticos del Ebro se preparan para recibir el finiquito. La temporada de navegación fluvial de Zaragoza, que debería comenzar en poco más de un mes, está condenada a la suspensión, mientras el Ayuntamiento ya negocia con la empresa concesionaria la rescisión del contrato. El Gobierno de ZEC mantiene su compromiso de no dragar el río y reafirma que no lo hará "en ningún caso", lo que hace imposible que los barcos puedan dar servicio no solo este año, sino los próximos si se sigue manteniendo la idea de no dragar. Por eso, la semana pasada comenzaron las negociaciones con la concesionaria para llegar a un acuerdo, que debería pasar por una indemnización, ya que el contrato acaba en 2032.


Los gestores del servicio –que también llevan el Parque de Atracciones, el Acuario y participan en el canal de aguas bravas– invirtieron más de medio millón de euros en 2013 por hacerse con esta concesión –más de 400.000 en el pago a la anterior concesionaria y unos 100.000 en la compra de un nuevo barco–. Aunque el servicio no daba beneficios, la empresa lo usaba para crear paquetes turísticos con el resto de sus negocios. El año pasado se subieron al Félix de Azara II unas 12.500 personas.


La empresa ha cursado los permisos necesarios para iniciar la navegación a finales de mayo, pero consciente de que no serán necesarios –salvo sorpresa–. De hecho, no está cogiendo las peticiones de reserva que están llegando. El Ayuntamiento ya le ha comunicado que no se va a dragar el río, por lo que el canal de navegación que se excavó para permitir el paso de los barcos tendrá obstáculos que pueden poner en peligro la seguridad de los pasajeros. La concejala de Medio Ambiente, Teresa Artigas, señala que "los dragados son inútiles por la propia dinámica fluvial: quitamos gravas de un lugar, pero luego el río las acumula en el mismo sitio. Es una agresión que se repetía año tras año solo para permitir este tipo de navegación".


Fuentes de la empresa, por su parte, confiesan que sin el dragado no puede haber paseos fluviales. El barco, que ya lleva dos años sin poder pasar por debajo del puente de Piedra, vería "imposible" hacer el recorrido Náutico-Expo, el único que podía completar desde 2013. La semana que viene está previsto que haya una reunión entre el Consistorio y la compañía para ver cómo se traduce esa posible indemnización. Hay que tener en cuenta que el Ayuntamiento debe ser quien garantice las condiciones adecuadas del cauce para llevar a cabo el servicio, algo que en ocasiones era imposible por exceso de caudal o por fuerte viento.


De confirmarse que los barcos no vuelven al río, será el final de una concesión polémica, surgida para la Expo y que ha tenido un coste millonario para las arcas municipales.

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