La Audiencia de Zaragoza juzga el primer caso de cooperación al suicidio en Aragón

La Fiscalía pide 9 años de cárcel para un hombre que ayudó a morir a su madre. La mujer criticó en una carta que no esté regulada la eutanasia.

La Policía precintó la puerta del piso donde residía la fallecida, tras producirse su muerte.
La Policía precintó la puerta del piso donde residía la fallecida, tras producirse su muerte.
Heraldo/A. A.

La Audiencia Provincial de Zaragoza celebrará el próximo martes el primer juicio por inducción o auxilio al suicidio que tiene lugar en Aragón. El acusado es Ignacio Sánchez Olaso, de 43 años, quien el 8 de abril de 2015 ayudó a su madre a acabar con su vida. Así lo reconoció él mismo cuando llamó a la Policía para que acudiese a la vivienda del barrio de las Fuentes en la que residía con sus padres y les comunicó lo que había hecho. Los agentes recogieron además en la habitación de la fallecida una nota manuscrita por ella horas antes de morir en la que reprochaba a los poderes públicos que no hubieran legislado nada sobre el acto deliberado y voluntario de poner fin a la vida de un enfermo, bien sea por iniciativa propia o de su familia.


"Por culpa de no estar legalizada en España, la eutanasia, he tenido que hacérmela yo ¡Qué triste y doloroso! No puedo aguantar más el dolor que me producen las extrañas heridas que tengo en la pierna derecha. ¡Ojalá los que me han hecho esto, lo pasen peor que yo!", dejó plasmado en su escrito, cuya autenticidad fue confirmada meses después por un perito caligráfico a petición del juez que investigó este caso.


Durante la instrucción judicial, el acusado –que pasó un mes en prisión preventiva– justificó su acto alegando que no hizo más que cumplir la "voluntad irrevocable" de su madre de "acabar con su vida" y con los "intensos sufrimientos" que padecía, a causa de unas lesiones ulcerosas que tenía en una pierna.


A su estado físico se unían los trastornos mentales que, a juicio del fiscal, tenía Isabel Olaso, pues no quería que le tratasen los médicos llevada por las ideas delirantes y persecutorias que tenía respecto a ellos. Su salud se había ido deteriorando progresivamente con el paso del tiempo e incluso no quería tratarse médicamente porque temía, por ejemplo, que le amputasen las piernas debido a las úlceras que tenía.


No obstante, el informe forense de la autopsia que se practicó a la finada reveló que su cuadro clínico no se correspondía a los criterios médicos que permiten calificar a alguien como enfermo terminal.Diez años sin salir de casa


A pesar de ello, el sentimiento de la mujer era ese y, de hecho, vivía encerrada en su casa y hacía más de 10 años que no salía a la calle ni se relacionaba con sus vecinos. Su paranoia era tan grande que no dejó su encierro ni para asistir al entierro de otro de sus hijos.


Al mismo tiempo, era una persona que ejercía una gran influencia en su entorno familiar. Tanta que logró convencer a Ignacio Sánchez Olaso, quien había vuelto a vivir con sus padres tan solo unos meses antes de producirse los hechos, de que le ayudara a conseguir su propósito de suicidarse.


La ideación del método y la puesta en escena parece que fueron también suyas. En primer lugar, según recoge el fiscal en su escrito de calificación de los hechos, decidió que lo haría tomando una importante cantidad de coñac, a pesar de que no toleraba el alcohol, y que lo mezclaría con leche para poder ingerirlo de manera más fácil. Después, se maquillaría para tener un aspecto digno y presentable.


Luego, se colocaría una bolsa de plástico en la cabeza –facilitada por su hijo– y se ajustaría el cierre. En el momento en que la dificultad de respirar le llevase a intentar instintivamente quitársela, su vástago intervendría de nuevo para impedírselo y, además, le pondría una segunda bolsa para asegurar su muerte. El informe de la autopsia fijó la hora del fallecimiento entre las dos y las cuatro de la madrugada del 8 de abril. Su hijo veló el cadáver toda la noche hasta que, ya por la mañana, avisó a su padre y a la Policía.


El juez ordenó que se emitiera un informe psicológico del acusado y los profesionales del Instituto de Medicina Legal de Aragón llegaron a la conclusión de que no presenta ninguna enfermedad mental ni trastorno que le impida distinguir el bien del mal, aunque sí tenía una importante dependencia de la figura materna. El juicio se celebrará a puerta cerrada a petición de las partes.

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