Las acusadas de quemar el Royo Villanova quisieron encerrar con llave a su psiquiatra

El forense asegura en el juicio que las dos jóvenes se hallaban en pleno brote psicótico, con ideaciones delirantes y no eran conscientes de lo que hacían.

Las dos acusadas, durante el juicio celebrado en la Audiencia Provincial de Zaragoza.
Las dos acusadas, durante el juicio celebrado ayer en la Audiencia Provincial de Zaragoza.
Oliver Duch

Las dos jóvenes acusadas de incendiar la quinta planta del Hospital Royo Villanova el 24 de febrero de 2014 no se conformaron con prender fuego a los colchones de sus respectivas habitaciones. Después de hacerlo, se fueron juntas en busca de su psiquiatra y mientras una la agredía y la inmovilizaba en el suelo, la otra le arrebató unas llaves del bolsillo e intentó encerrarla en su despacho. "Yo estaba en cierto modo tranquila porque sabía que habían cogido las equivocadas", declaró ayer en el juicio la médico. Sin embargo, esta reconoció que vivió momentos de auténtica angustia, ya que la atacaron por sorpresa y por la espalda e incluso llegó a ver cómo las pacientes intentaban quemar también aquel cuarto.


Por fortuna, la psiquiatra pudo deshacerse de sus asaltantes y lograr escapar ilesa. El personal sanitario y los bomberos consiguieron evacuar también a tiempo a la veintena de pacientes que había ingresados en las habitaciones de las plantas cuarta y quinta, por lo que el incendio solo dejó daños materiales. Eso sí, estos fueron cuantiosos, ya que las llamas arrasaron por completo la unidad de Psiquiatría y hubo que reubicarla durante varios meses en el Hospital Militar de Zaragoza.


El Gobierno aragonés fue indemnizado por la aseguradora del Salud, por lo que dejó de ejercer la acusación particular. Sin embargo, tanto la Fiscalía como la propia compañía de seguros (HDI) decidieron mantener los cargos y sentar en el banquillo a las dos presuntas pirómanas, Nikita C. R. y Eva Flor M. G., a las que ahora reclaman los daños causados por el incendio, que superan los 650.000 euros.


Los delitos por los que fueron enjuiciadas ayer estas dos pacientes (incendio y tentativa de detención ilegal) acarrean penas de prisión. Pero ninguna de ellas acabará en una celda de Zuera, ya que las dos han sido declaradas inimputables. "Las dos padecen trastornos de carácter psicótico, con ideación delirante y desconexión de la realidad. Si no tienen brotes, pueden estar en casa con tratamiento crónico. Pero cuando se produjeron los hechos estaban ingresadas porque estaban mal", explicó ayer Guillermo Calle, forense del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA).


Al preguntarle si las jóvenes eran conscientes de lo que estaban haciendo cuando iniciaron el incendio del hospital, el doctor respondió que, desde su punto de vista, "no". "Su pensamiento era fantástico, no compatible con la realidad que les rodeaba". De hecho, según comentó la psiquiatra agredida, aquella tarde habían hecho un electrocardiograma a Nikita C. R. y ella estaba convencida de que "le habían arrancado el corazón".


Las acusadas recuerdan de distinta manera lo ocurrido. Nikita ha olvidado que pegara fuego al colchón, pero recuerda "estar cogiendo de los pelos" a la médico. Su compañera tiene las cosas más claras, aunque insiste en que "todo era como un sueño que no podía controlar". Además, niega que ella incendiara las camas. "Nikita me pidió un mechero para fumar y yo se lo conseguí. Pero fue ella quien se puso a quemar los colchones y quien atacó a la doctora", manifestó ante el tribunal.


Como las jóvenes no pueden ir a la cárcel, los médicos del IMLA aconsejan que se sometan a cinco años de tratamiento ambulatorio. Y es esto precisamente lo que solicita la Fiscalía.

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