Otro árbol singular en la enfermería

Parques y Jardines analiza cómo tratar un almez del parque Bruil, que acaba de ser vallado tras comprobar que parte de su madera está muerta.

El perímetro del árbol, de 13 metros de altura, está vallado.
El perímetro del árbol, de 13 metros de altura, está vallado. A. NAVARRO
A. NAVARRO

No corren buenos tiempos para los árboles singulares de Zaragoza. Por muy catalogados que estén, en los últimos años su nómina se ha visto recortada a pasos agigantados. A la caída de la acacia de tres espinas del parque Bruil o la pérdida del icónico laurel de Torrero, habrá que sumar en unos meses la tala de medio centenar de plátanos de sombra de Gran Vía. Además, los servicios de Parques y Jardines están ahora más que preocupados por el estado de un almez también del parque Bruil, cuyo perímetro acaba de ser vallado por motivos de seguridad. Este árbol está declarado como de "interés social" y, salvo milagro, tiene los días contados.


En las últimas semanas se le han hecho análisis y, mediante una tomografía, se ha comprobado que tiene un porcentaje alto de madera muerta en su tronco. Los trabajadores de Parques no descartan que haya que apuntalarlo para asegurar su estabilidad, si bien contemplan alternativas para intentar mantenerlo con vida. Cuentan que una vez se ha constatado que la compacidad del terreno no es el problema, sí se ha revelado que los suelos tienen un alto nivel de salinidad, lo que podría estar afectando a su supervivencia. Así, es posible que en los próximos días se le someta a una especie de lavado de raíces que rebaje la presencia de sales en su anclaje.


Este monumental almez se encuentra a pocos metros de la famosa encina del parque (que tampoco atraviesa sus mejores horas) y es uno de los ejemplares que los vecinos acostumbran a abrazar en las jornadas que celebran junto a los ecologistas procurando nuevas plantaciones. Muchos de los árboles de esta zona verde han perdido lustre, frondosidad de copa o tienen inclinados sus troncos, según los vecinos, como consecuencia de la reforma del parque de 2010.Dicen que, tras las obras, la compactación de las raíces a través de la maquinaria fue muy dañina y, además, también se ha observado la presencia de un hongo (armillaria mellea), que es un parásito forestal muy activo.


La Asociación Naturalista de Aragón criticó recientemente que la mitad de los árboles singulares o monumentales de la ciudad se han desplomado o están en mal estado, por lo que solicitaron un "mantenimiento individualizado" para estos ejemplares.

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