Casi 16.000 consultas por picadura de insectos, la mayoría de mosca negra, en Aragón

Zaragoza ya ha registrado casi 6.000 atenciones por picaduras de insectos, gran parte de ellas por la acción de estos simúlidos.

Casi 16.000 consultas por picadura de insectos, la mayoría de mosca negra, en Aragón
Casi 16.000 consultas por picadura de insectos, la mayoría de mosca negra, en Aragón

La temida mosca negra ha vuelto a las andadas en algunas zonas de la capital aragonesa y, aunque lo ha hecho con menor virulencia que otros años, ya son cientos los casos de personas afectadas por molestas picaduras en las últimas semanas. La presencia de estos simúlidos (una familia de insectos voladores) se nota, sobre todo, en los parques próximos a los ríos Ebro y Gállego. En estos hábitats sus temidos picotazos ya han puesto en alerta a más de un vecino, que muestra en sus brazos y piernas, un punto central rojo y una zona de inflamación alrededor, señal inequívoca del mordisco.


Según los datos facilitados por el Departamento de Sanidad del Gobierno de Aragón, hasta el pasado domingo 16 de agosto, en Aragón se han contabilizado un total de 15.950 consultas por picaduras de insectos, la mayoría de ellas en Zaragoza ciudad (5.720) seguidas de las 3.930 atenciones registradas en el resto de la provincia. En el caso de Huesca y Teruel se han efectuado en lo que va de año 3.843 y 2.432 consultas, respectivamente.


Estas cifras se quedan aún por debajo de los registros del año pasado, cuando se contabilizaron un total de 22.781 consultas en Atención Primaria por picaduras de insectos. Hay que tener en cuenta que aún quedan semanas de verano, y que no todas las picaduras de insectos requieren asistencia sanitaria y no todas las personas a las que les pican acuden al sistema público para que les atiendan.


"A lo largo de este verano no hemos detectado, al menos por el momento, picos mayores de atenciones por picaduras de mosca negra ni en pediatría ni en consultas generales, y eso que nosotros atendemos a pacientes que viven en zonas de más riesgo", apunta Luis Otegui, coordinador del centro de salud de Torrerramona, en Las Fuentes.


A pesar de que la incidencia es menor que otros años, los técnicos del Departamento de Salud Pública del Ayuntamiento de Zaragoza han realizado varias prospecciones en zonas de las riberas del Gállego y del Ebro para comprobar si existen larvas. "En junio ya realizamos un tratamiento con un biocida (producto biológico que no afecta a otras especies) sobre la larva. Lo hicimos por todo el ancho del río Ebro, desde Zaragoza capital hasta La Cartuja, y también en el río Gállego, desde Peñaflor hasta San Juan de Mozarrifar, pero solo salió algún caso aislado de larvas en el Gállego", apuntan fuentes de este departamento. Se supone que la mosca negra llega a Zaragoza remontando el Ebro desde Cataluña y el Bajo Cinca, pero también han colonizado otras comarcas como la de Monegros.


Afortunadamente, este 2015 no existe una situación de alarma y las afecciones por picaduras nada tienen que ver con lo acontecido en los años 2011 y 2012, cuando este insecto se convirtió en una auténtica plaga que puso en jaque a muchos vecinos de las zonas más próximas a los ríos.Investigación en el Gállego

El hecho de que este verano haya menos larvas en la orilla puede deberse, en gran parte, a las crecidas que estos cauces sufrieron la pasada primavera, lo que provocó que muchas algas (macrofitos) fueran arrastradas por la corriente, y con ellas, los huevos y las larvas.


En la zona del Gállego, el equipo de trabajo que se encarga de investigar la mosca negra en Aragón continúa analizando las especies que están picando esta temporada y los momentos de mayor actividad de la mosca negra, que según sus conclusiones, transcurren en el periodo comprendido entre las 6.00 y las 8.00 y las 19.30 y las 21.30. "Durante el día, como hace tanto calor, la mosca negra no pica y es al caer la tarde y al amanecer cuando se vuelven más agresivos", apunta Nacho Ruiz, veterinario que forma parte de este equipo de trabajo. Las molestas picaduras también las sufre el ganado, sobre todo los equinos y las ovejas que pastan en las orillas de los ríos, especies en las que, en años anteriores, se detectaron numerosos casos de estrés crónico.


"En los periodos de mayor actividad, las ovejas no quieren salir a pastar por miedo a las picaduras y por lo molesto que les resulta estar rodeadas de moscas. Esto genera un gasto adicional en los ganaderos, ya que los animales tardan más en alcanzar su peso ideal. Esta situación ha propiciado que algunos pastores se vayan en verano de las zonas del valle del Ebro, a otras más próximas al monte, donde la mosca negra no llega", indica Ruiz.

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