La memoria de Casablanca

Un libro repasa la historia de este barrio tradicional a partir de los testimonios de una treintena de vecinos.

Fábrica de Chocolates Orús. Los alumnos de la escuela fueron desde Casablanca a la estación del Santo Sepulcro, en 1926
Fábrica de Chocolates Orús. Los alumnos de la escuela fueron desde Casablanca a la estación del Santo Sepulcro, en 1926

Una mirada retrospectiva al pasado del barrio de Casablanca y los cambios y la evolución sufridos en este distrito, ligado a la huerta y al agua, a través de los testimonios de sus vecinos es lo que pretende 'Recuerdos de Casablanca', publicación impulsada desde la junta de distrito y escrita por la periodista Nuria Asín.


"Casablanca posee una población muy envejecida. De no haberse recopilado las vivencias en el papel, parte de la historia del barrio se hubiera perdido al morir con las personas que la protagonizaron", explica Asín sobre una publicación que recoge 30 testimonios, aunque han sido muchas más las personas consultadas, y que aborda cuestiones como el urbanismo, la vida cotidiana, espacios emblemáticos como el Canal o su pasado industrial, encarnados cada uno de los temas en un vecino. "Somos conscientes de que no están en el libro todos los que han vivido la transformación del barrio en estos años, pero sí una parte muy representativa", apunta la autora del libro, publicado por Ediciones 94.


Así, 'Recuerdos de Casablanca' es un relato hilvanado con los testimonios de muchos de los vecinos que han visto cómo esta zona urbana, en la que antes imperaban los campos de cultivo, se convertía en un apéndice más de la ciudad hasta llegar a su configuración actual, a día de hoy el distrito más extenso de Zaragoza con 66,19 kilómetros cuadrados en los que se incluyen las nuevas zonas urbanas del sur de la ciudad.


Entre otros relatos, aparecen capítulos alusivos al Canal Imperial de Aragón, los Montes de Valdespartera o los campos de olivos que había en el barrio, donde fue fundamental la implantación del tranvía, que fascinaba a los pequeños y permitía las pillerías de los jovencitos. "Le decíamos la trabuca del tranvía, nos metíamos en el parachoques e íbamos desde Casablanca hasta la Feria de Muestras, y cuando nos veía el revisor echábamos a correr", relata Jesús Aranda, fundador de la peña Los Trompas, y uno de los participantes en la publicación.


También aparecen las torres, ocupadas por conocidas familias, las fábricas de ladrillos y azulejos que daban trabajo al barrio y eran también escenario de juegos y correrías, así como las fiestas y las costumbres, ligadas también a la ermita de Casablanca, antes se ubicada en la calle Embarcadero.


El libro recoge un recuerdo especial para Isaac Valero, fallecido el año pasado. Vivió 75 años en el barrio y fue el impulsor de muchos de los servicios modernos que hoy en día tiene, como el centro cívico que lleva su nombre. "Fue un hombre que vivió para Casablanca y que contó, para poder llevar sus reivindicaciones, con el apoyo de los vecinos", explica la autora.


En el texto aparecen además las cuatro asociaciones que actualmente trabajan en el barrio (Tomás Pelayo, El Olivar de Casablanca-Las Nieves, Los Incrédulos y El Tejar), y que hoy en día siguen reivindicando los derechos y servicios del enclave urbano.