Independencia, un paseo con 200 años de historia

Un recorrido por el Paseo Imperial ideado en 1811, pasando por el Salón de Santa Engracia de estilo parisino, hasta llegar al diseño actual.

El paseo Independencia en 1931
El paseo Independencia en 1931
Archivo Heraldo

Antes de la Guerra de la Independencia, el espacio que ocupa actualmente el paseo lo conformaban casas, conventos e iglesias. La batalla hizo estragos en la ciudad, y la mayor parte de los edificios mencionados terminaron destruidos por la artillería francesa.


En 1811, el gobierno francés que ocupaba la capital aragonesa decidió crear una gran vía triunfal aprovechando el espacio creado entre la actual plaza de España y la plaza de Aragón.


El arquitecto municipal Joaquín Asensio, guiado por las ideas ilustradas y siguiendo el modelo de la 'rue de Rivoli' de París, diseñó el denominado Paseo Imperial


Con tan solo algunos bancos y árboles levantados, las obras se paralizaron en septiembre de 1812 cuando los franceses abandonan Zaragoza.


Bajo el nombre de Salón de Santa Engracia y con Martín de Garay, primero, y Tiburcio del Caso ya en 1833, las obras siguieron su curso.


A finales del siglo XIX el paseo ya era el centro de buena parte de la actividad de la ciudad, lleno de cafés, quioscos de prensa y multitud de personas paseando por el bulevar.


En la plaza de San Francisco, actualmente la plaza de España, se levantó la primera fuente urbana monumental de Zaragoza. La fuente de la Princesa, más conocida como fuente de Neptuno, cumplió con su función de abastecimiento de agua hasta 1902, cuando fue desmontada y sustituida por el Monumento a los Mártires de la Religión y de la Patria.


La fuente, cuya parte escultórica ideó Tomás Llovet, fue trasladada a la arboleda de Macanaz primero, para posteriormente, ya en 1946, colocarse en el parque Grande.


Desde comienzos del siglo XX el ya denominado paseo de la Independencia fue objeto de diferentes propuestas de diseño. La más importante fue el intento de prolongación de la vía hasta la basílica del Pilar, cuya polémica no se zanjó hasta 1968 con la aprobación definitiva del Plan General de Ordenación Urbana, donde finalmente se desestimó la idea.


Cien años de continuas modificaciones para adaptarse a las necesidades de cada momento, pero conservando siempre la estructura tradicional y original del paseo.


Ya en el siglo XXI tiene lugar en el paseo de la Independencia una gran reforma. Dio comienzo en 2002 y se abrió de nuevo al tráfico rodado ya en 2003. El objetivo era ensanchar las aceras, así como construir un gran aparcamiento subterráneo.


Durante las excavaciones se encontraron los restos del arrabal musulmán de Sinhaya, fechados de entre los siglos X y XII. Para favorecer la protección, se decidió cubrir de nuevo el paseo, y desestimar, por tanto, la idea inicial. 


La ampliación de las aceras, que sí se llevo a cabo, convirtió el paseo en un espacio más agradable para el tránsito de los zaragozanos.


Poco después, y con motivo de la puesta en marcha de la primera línea del tranvía, se volvió a levantar la parte central del paseo de la Independencia


Una calle con 200 años de historia y multitud de reformas que no pierde su esencia de centro neurálgico de la ciudad.