Paseo con aromas de antaño

El paseo de la Independencia recupera el esplendor de los viejos cafés con la reapertura de Las Vegas.

Cafetería Las Vegas
Paseo con aromas de antaño
P. Z.

El pasado 3 de noviembre abría sus puertas en Zaragoza la cafetería Las Vegas, un establecimiento que releva a Il Caffè di Roma, en Independencia, 5, instalado allí desde 1997. En ese mismo lugar se inauguró en 1955 Las Vegas, una imponente cafetería diseñada por Simón Loscertales Bona.


La antigua Las Vegas permaneció en el paseo de la Independencia hasta que cerró sus puertas, a mediados de los 90 y no fue la única con este nombre; en la entrada del Tubo también funcionó durante años Las Vegas 2. Ambos establecimientos pertenecieron desde su apertura a la familia García. El nuevo Las Vegas, decorado por Joaquín Carbó, mantiene su oferta como cafetería y, además, incorpora una jamonería especializada en jamón de Teruel, ibérico y de bellota.


José Martí, encargado de la nueva cafetería explica que “los dueños son los mismos que en la etapa de Il Caffè di Roma y no existe ninguna vinculación con la anterior Las Vegas, salvo el nombre, el rótulo y la fachada, que recuerda al mural que había en el interior”. El mural al que alude Martí se eliminó en la reforma del local en 1997: “Contactaron con la Universidad de Zaragoza para ver si querían hacerse cargo de él pero al no haber fondos para conservarlo desapareció”, añade.

La mejor cafetería de España

Las Vegas se inauguró el 9 de septiembre de 1955, un ambicioso proyecto hostelero calificado como la mejor cafetería de España. Tenía dos alturas y dos accesos. Además de cafetería, heladería, pastelería y un salón de té con almuerzos también era marisquería. Disponía de dos plantas, con baños y un comedor en el piso superior.


El local continuó dando prestigio al paseo de la Independencia, un lugar donde se ubicaron varios cafés emblemáticos como el Ambos Mundos (entre los número 32 y 34), que presumía de ser “el café más grande de Europa” y donde cantaron en sus comienzos Pilar Lorengar y el tenor Pascual Albero, entre otras figuras. El Ambos Mundos cerró para siempre el 2 de septiembre de 1955, siete días antes de la apertura de Las Vegas. En Independencia, 8, se ubicaba el Alaska, lugar donde después se construyó el nuevo SEPU y que hoy alberga la tienda C&A. Otras cafeterías situadas entre el paseo de la Independencia y la plaza de España fueron Salduba, Hergar, Los Espumosos, La Maravilla, Ceres, Roma, Abdón, Sukro, Avenida o Girasol.


A mediados de los 60, hacía furor en el pasaje Palafox la cafetería Club Radio Zaragoza y los conciertos en su sótano. Rocas Negras fue una de las bandas o conjuntos que actuaron allí el 22 de mayo 1966 “batiendo el record mundial de tocar ininterrumpidamente (24 horas y 3 minutos). Los fondos recaudados se destinaron a sufragar el monumento a la madre en el Parque Primo de Rivera”, según refleja la página web de Rafael Castillejo, con más de 11.000 fotografías que constituyen un museo digital de recuerdos compartidos. Una tarea similar es la que llevan a cabo Antonio Tausiet y José María Ballestín en el blog Adiós, Zaragoza antigua, dedicado al rescate y ordenación de las imágenes de la ciudad y sus datos identificativos provenientes de las páginas de Facebook ‘Asociación de Vecinos de San José’ y ‘Fotos antiguas de Zaragoza’, los archivos del Ayuntamiento y la Diputación Provincial de Zaragoza, del Gobierno de Aragón o la fototeca del Patrimonio Histórico del Gobierno de España.

Una plantilla de más de 100 empleados

La atención y profesionalidad de la plantilla de trabajadores de Las Vegas era uno de sus signos de distinción. Los camareros lucían elegantes pajaritas pero para llegar a ganárselas tenían que trabajar muy duro. Uno de aquellos empleados era Ignacio Ciriaco Jiménez, que hoy regenta la cafetería de la Escuela Oficial de Idiomas. Perteneció a la plantilla de Las Vegas desde 1 de septiembre de 1973 hasta su cierre: “Por allí siempre venían artistas famosos como Julio Iglesias, Raphael, Plácido Domingo, Alfredo Kraus, Lina Morgan, Paco Martínez Soria… Toda la gente famosa que venía a Zaragoza pasaba por allí. Recuerdo cuando Xavier Cugat llegaba con su coche con chófer y lo dejaba en la puerta. En la matrícula figuraba su nombre y, a diferencia de cualquier otro, nunca le multaron por aparcar allí".


Jiménez señala que "empezamos todos de aprendiz. Hasta que no llevabas pajarita no podías atender a los clientes. Entre tanto, preparabas todo tipo de cosas porque todo lo que se hacía era natural, hasta que lo traspasaron a mediados de los 80 a una multinacional catalana y todo empezó a ser congelado. Pegó un cambio muy grande -afirma-. Cuando entré en el 73 éramos más de 100. La primera condición que te ponían como aprendiz a los 14 años era hacer un mínimo de 12 horas diarias. No las hacías nunca porque al final eran 16, 17 o 18".


En la actualidad, un grupo de antiguos empleados de Las Vegas se reúne cada mes para recordar los viejos tiempos. Entre ellos figuran Carlos Sicilia, Miguel Sánchez, Federico Lozano, Ángel Garcés, Jesús Badenas, Carmelo Pelegrín, Ignacio Ciriaco Jiménez, Miguel Vizuete, Mariano Jarabo, Andrés Rodríguez, Fernando Pardos, Miguel Serrano, Manuel Bordiú, Javier Bordiú, Marcel Mosegui, Carlos Iranzo, Antonio Urgel, José Luis Hernández, Alberto Infante y Emilio Cuenca, entre otros.

Zaragoza en la memoria

Las fotos que desde hace años recopila Rafael Castillejo mantienen el recuerdo de aquella Zaragoza de cafés y revista con un amplio catálogo de imágenes y recuerdos de varias épocas. Castillejo recuerda Las Vegas con especial cariño: “Celebré allí los bautizos de mis dos hijos y frecuentaba la cafetería. La atención de los camareros, nada más entrar, era excepcional. Saludaban y recordaban cómo querías tomar el café: corto, largo, la cantidad de azúcar, con espuma, sin espuma… Todo era de primerísima calidad: los inglesitos, las croquetas y los calamares… Allí también me comí mi primera hamburguesa: sacaban una chuleta de carne, te la enseñaban, la picaban y, tras cocinarla, la servían con cebolla pochada”


Respecto al mural desaparecido que lucía en el interior de Las Vegas, Castillejo señala que “fue realizado por Josep Serrasanta, un artista que la empresa de Simón Loscertales contrató para decorar una de las paredes del local”.


Las Vegas también ha sido escenario de historias de amor como la que relata el blog ‘Entre madres’, que tiene como protagonistas a Lola y Federico, una pareja que se enamoró en la cafetería zaragozana durante un puente de Todos los Santos de 1965. Ambos estaban circunstancialmente en la capital aragonesa y, al encontrarse en Las Vegas, surgió el flechazo.