Los trabajadores del bus urbano trasladan su amenaza de huelga a las fiestas del Pilar

El comité de Auzsa denuncia el incumplimiento del convenio colectivo y critica la negativa de la empresa a negociar

Un grupo de trabajadores de Auzsa, el pasado miércoles, durante un concentración de protesta.
Los trabajadores del bus urbano trasladan su amenaza de huelga a las fiestas del Pilar
Asier Alcorta

La amenaza de huelga de los trabajadores del bus urbano en Zaragoza durante las fiestas del Pilar vuelve una vez más. Después de un mes de agosto en el que los empleados han estado calentando motores de cara a un próximo calendario de movilizaciones, el comité de empresa decidió ayer retrasar a principios de octubre los paros que en un principio se habían previsto para septiembre. 


Así lo explicó el presidente del comité, Javier Anadón, que aseguró que la decisión de aplazar los paros, que estaban anunciados a partir del 8 de septiembre, obedecía a la necesidad de abrir un mayor margen de negociación con la empresa. Explicó además que este mes, con la plantilla al 50% y sin interlocutores políticos en el Ayuntamiento, no se ha podido acometer el trabajo de movilización previo a los paros.


Eso sí, con la decisión de aplazar la huelga a las fiestas añaden un elemento más de presión en la negociación. Los principales motivos del conflicto, según el comité, son el incumplimiento del convenio colectivo vigente, el despido de una compañera o las carencias de personal, que suponen acumulación de horas extra.«No nos gusta estar de huelga»

«Que sepan los ciudadanos que a los trabajadores no nos gusta estar de huelga pero para esta empresa el negocio está por encima de todo. Dependerá de lo que ocurra en septiembre, pero igual en el Pilar estamos de huelga», explicó Anadón. Hay que tener en cuenta que el año pasado, tras el cambio de contrata y la reducción de la plantilla por el recorte de líneas, ya hubo paros parciales que afectaron a las fiestas. Los días concretos de huelga y las horas afectadas no están decididos, dado que el calendario de paros se concretará en una asamblea el 17 de septiembre. 


De momento, los trabajadores del bus seguirán calentando motores. El día 27 de agosto habrá un nueva concentración de protesta en la plaza de Aragón, que se repetirá el 11 y el 25 de septiembre. Por otro lado, a partir del 3 de septiembre comenzarán las asambleas preparatorias y los contactos con los partidos políticos del Ayuntamiento de la capital, los sindicatos y las organizaciones vecinales para dar a conocer su postura y recabar apoyos. También está prevista una reunión con la plataforma de las contratas del Consistorio zaragozano.


Javier Anadón subrayó que existen motivos para que se desencadene el enésimo conflicto laboral en la contrata del bus urbano. En concreto, citó «el incumplimiento del convenio colectivo», dado que dijo que los 14 permisos retribuidos de los que disponen los trabajadores no están siendo disfrutados «por falta de plantilla».


La acumulación de horas extra, la falta de aseos en los finales de línea, los problemas para respetar el plan de igualdad o la elaboración de unos tiempos de recorrido que garanticen el cumplimiento de las frecuencias de paso son otros aspectos que subraya el comité de empresa de Auzsa, además del despido de una compañera tras haber estado de baja por enfermedad. «La empresa está mirando para otro lado», dijo el representante sindical.


Como telón de fondo del conflicto está el proceso de cambio de contrata, que con el recorte de líneas supuso una drástica reducción del número de empleados. Tras el acuerdo alcanzado el pasado año para recolocar a 104 empleados afectados por el ERE que mostraron su disposición a volver a la empresa, en la actualidad quedan unos 15 por volver. Para facilitar la resolución del conflicto y después de meses de crisis, el Ayuntamiento de Zaragoza tuvo que ampliar en 500.000 kilómetros la red de bus de la ciudad. Según Anadón, si se produjeran esas incorporaciones de forma inmediata los problemas de plantilla y de acumulación de horas extras se resolverían.Nuevo convenio

Pero a las fuertes tensiones entre la empresa y los trabajadores que comenzaron hace un año se suma la próxima finalización del convenio colectivo vigente, que expira a final de 2014 y que, previsiblemente, motivará nuevos enfrentamientos entre las partes. «La empresa quiere meter presión a la plantilla –explicó Anadón–. De momento, incumple el convenio que está firmado. Así no puede haber un buen ambiente para la negociación». En cualquier caso, lo que parece confirmarse es que la conflictividad laboral en el servicio del bus urbano seguirá viva durante varios meses.