Una pareja quiere echar las raíces de su nuevo negocio en el huerto del abuelo

Jesús ha decidido cambiar la construcción por la agricultura en Malón. Desde hace unos meses, él y su mujer hacen entregas de verdura fresca a domicilios y restaurantes.

La crisis no solo ha hecho mella en la grandes ciudades, también ha afectado al medio rural. Y aunque cada vez son más las personas que están dispuestas a convertirse en nuevos pobladores, cambiando la vida en la urbe por la tranquilidad del campo, también hay quien se niega a abandonar su pueblo por muy mal que vayan las cosas y se anima a emprender.


Es el caso de Jesús Ruíz, Lourdes Peña, su mujer y sus hijos, Diego –de 14 años- y Alba –de 6-.  Él es de Ablitas (Navarra), “pero siempre dice que es de Malón de toda la vida”, puntualiza su esposa. Ella nació y ha vivido siempre en esta localidad de la Comarca de Tarazona y el Moncayo que no llega a los 400 habitantes. “No cambio Malón por la ciudad ni loca. Me acuerdo que cuando bajaba a hacer la selectividad a Zaragoza me ponía mala”, confiesa Lourdes. Y fruto de este amor por su pueblo y pese a las adversidades, hace unos meses ambos decidieron embarcarse en una nueva experiencia profesional: la venta de cestas de verdura fresca a domicilios y restaurantes. 


Desde joven, Jesús siempre se había dedicado a la construcción, aunque desde hacía un tiempo, se encontraba en situación de paro y no conseguía volver a engancharse al mundo laboral. Lourdes ha pasado mucho tiempo entre costuras y ahora trabaja en la farmacia de la localidad tras realizar algunos cursos de auxiliar. Fruto de una reunión entre amigos surgió la idea de pasarse a la vida agrícola y poner en marcha su pequeño negocio.


“Frecuentemente, nos reuníamos en la Asociación La Luciérnaga con estos amigos para hacer cursos. A veces, allí nos quejábamos con nuestros amigos de que estábamos en paro, no encontrábamos trabajo y nos sugirieron empezar a trabajar las tierras de nuestra familia. Para ir empezando, ellos nos comprarían semanalmente nuestras verduras y hortalizas”, explica Lourdes. “Y de ahí, la cosa fue a más y a más”, continúa. “Jesús ha tenido que aprender todas las labores porque no había ido al campo nunca y gracias a la ayuda de la familia y de un agricultor ecológico de Tarazona con el que nos hemos puesto en contacto porque hace algo parecido, ha aprendido”, añade.

Cestas a domicilio y al gusto del consumidor


Ahora se hacen cargo de los olivos del padre de Lourdes, tienen dos huertos –uno ya era de su bisabuelo- y también se han puesto gallinas. Hacen todo a la antigua usanza e incluso abonan la tierra con el estiércol que unos amigos con una ganadería en Novallas les regalan. Dicen que la borraja y el pimiento verde son sus productos estrella –quizás por el agua cristalina de la Fuente de la Roya con la que riegan-, pero cultivan lechugas, calabacines, berenjenas, tomates, cebollas, coliflores o zanahorias entre otras cosas.


Jesús se levanta todas las mañanas a las 6.30 para bajar con la fresca a recoger la verdura y, después, Lourdes limpia y prepara las cestas por encargo. “Los domingos cuelgo en el Facebook del huerto una lista con los productos disponibles, la gente ve lo que hay, y ellos deciden lo que quieren”, explica Lourdes. Las llevan a domicilio, pero también sirven a algunos restaurantes del pueblo como el Silvis. “Van directas del huerto al plato del día”, asegura.


Su reto, además de seguir adelante con la iniciativa es conseguir sacar adelante el blog que han creada para exponer al mundo sus cultivos..