Zaragoza

El 'boom' del vapeo se esfuma

Aragón llegó a tener 130 tiendas especializadas en la venta de cigarrillos electrónicos, pero desde la pasada Navidad han cerrado decenas de estos establecimientos. Solo en Zaragoza, se ha pasado de 70 a menos de diez

El 'boom' del vapeo se esfuma
M. SANTONJA

Nació en plena crisis e hizo que varias decenas de aragoneses se lanzaran a emprender. Pero lo que parecía un nuevo nicho de mercado, con unas amplias expectativas de crecimiento, se ha convertido en una nueva burbuja que también ha estallado. De hecho, el ‘boom’ de los comercios de cigarrillos electrónicos se ha tornado en una desgracia de cierres en cadena. Así lo reconoce Manuel Muñoz, presidente de la Asociación Nacional de Cigarrillos Electrónicos (ANCE), quien señala que, solo en Zaragoza, se ha pasado de tener 70 establecimientos a principios de año a apenas una decena: «Ahora mismo no habrá más de siete», señala. 


Basta con darse una vuelta para comprobar la cantidad de tiendas que han cesado: la de la plaza de Santa Engracia, la de San Miguel, la de la calle Delicias... Sonia Bello era la propietaria de la tienda de Santa Engracia, NeoHumm, que ahora trabaja solo a través de internet. Abrieron en noviembre y tuvieron que cerrarla a finales de abril: «Al principio, vendíamos muy bien, pero después de Navidad se notó un bajón de clientes y no conseguimos remontar. Apostamos por una buena zona, pero no era posible seguir trabajando con unas ventas tan bajas y teniendo que pagar 2.600 euros de alquiler», apunta.


Según Muñoz, el punto de inflexión se produjo en febrero, cuando apareció en los medios el caso de un vapeador gallego que había cogido una neumonía lipoidea por el consumo de este producto. El presidente de la ANCE asegura que se ha demostrado que no había relación entre el ‘e-cigar’ y la enfermedad que contrajo este vapeador, «ya que los líquidos que se vapean no contienen ningún lípido». Sin embargo, Rodrigo Córdoba, delegado en Aragón del Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo, apunta que la glicerina, «aunque no sea un lípido, actúa en el organismo como tal». «Hay documentados casos de neumonía lipoidea por glicerina, por ejemplo por la exposición a biodiésel o algunos aceites cosméticos, aunque son casos rarísimos», apunta.La nicotina y el tabaco

Muñoz argumenta que el cigarrillo electrónico ha sufrido desde febrero «ataques de la comunidad médica que luego no se han podido demostrar con un estudio, con lo que a la gente le ha quedado la idea de que es un producto dañino». En su opinión, el único componente perjudicial del ‘e-cigar’ es la nicotina que hay en algunos líquidos, «pero no tiene ni alquitrán ni las cerca de 2.000 sustancias que un fumador de tabaco tradicional se mete en el organismo y no aparecen en las cajetillas».


En el estallido de esta burbuja también ha influido que a finales de 2013 se permitió que los estancos vendieran este producto, algo que Muñoz ve bien. En su opinión, el problema es que se empezaron a vender «hasta en papelerías» y que lo importante es que Sanidad regule el sector. Desde la ANCE creen que lo ideal sería que el cigarrillo electrónico fuera vendido «por profesionales». 


La caída, además, se acentuó cuando el Ministerio prohibió vapear en colegios, hospitales y en los edificios de administraciones y en el transporte público. En estos dos últimos casos, Muñoz entiende que la prohibición «no tiene sentido porque al vapeador pasivo no le puede entrar nada nocivo en su organismo, ya que solo es vapor de agua». Córdoba rechaza esta idea y señala que sí se producen afecciones. En su opinión, el cigarrillo electrónico debería tener la misma regulación que el tabaco, «incluso con algún tipo de carga impositiva».


Muñoz cree que se abrieron demasiadas tiendas: en su día, hasta 130 en todo Aragón. «La crisis a partir de febrero provocó que algunos profesionales sufrieran un castigo injusto –continúa–, y también que muchos oportunistas cerraran sus negocios merecidamente. Pero los que han quedado son profesionales y les está yendo muy bien». Añade que el sector se está estabilizando y cree que tiene futuro. «Inglaterra empezó con un año y medio muy fuerte, luego tuvo dos de caída, y ahora vuelve a ir bien», asegura. Por su parte, Córdoba cree que la burbuja se debió a «la generación de falsas expectativas»: «Ninguna comunidad científica sostiene que este producto sea útil para dejar de fumar. Y, por otro lado, aunque es cierto que es menos tóxico que el tabaco normal, no por ello es inocuo».

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