Cien metros cuadrados de interior, dos terrazas con vistas al Ebro y a la Ciudad de la Justicia y una carta repleta de bocadillos, hamburguesas y comida para llevar. Este es el aspecto que luce desde el sábado el último quiosco de la Expo, ahora reconvertido en el ‘chill out’ Luna Nueva, un espacio «al aire» de corte industrial en el que también se servirán desayunos, comidas y cenas.

En él se han invertido 300.000 euros, y aunque la competencia es alta (a unos metros está la cafetería del Acuario), su gerente, Alejandro Hoyas, espera servir «cien deayunos al día» y unas 20 o 30 comidas. Su mayor fuente de ingresos, no obstante, será la terraza, con licencia para 30 mesas. El establecimiento abrirá de 8.00 a 22.00, aunque en verano ampliará su horario hasta las 2.30.