El Servicio de Mediación del Casco Histórico intervino en 285 conflictos vecinales

Cuando la escalera se convierte en un escenario de guerra puede incluso afectar a la salud.

Casco Histórico de Zaragoza
Las macetas sustituyen a la basura en el Casco Histórico_3
P.P.G.

Poner la música demasiado alta, un taconeo exagerado, obras inesperadas o fiestas en casa que terminan yéndose de las manos pueden convertirse en eternos y frustrantes conflictos vecinales. Los responsables del Servicio de Mediación Comunitaria del Casco Histórico lo saben bien y desde su puesta en marcha en mayo de 2010 han intervenido en 285 disputas de este tipo.


Teresa Sáez, una de las cuatro mediadoras del programa, cuenta que la convivencia entre vecinos se enreda ante multitud de situaciones: "En aras del derecho propio, del disfrute del tiempo libre y amparados en cumplir la normativa, se generan muchas situaciones que pueden acabar bastante mal". Teresa afirma, basándose en las experiencias vividas durante estos cuatro años, que en muchas ocasiones uno no es consciente de las consecuencias de sus actos sobre la vida de los demás. Además, ha podido comprobar que cualquier evaluación que hace un vecino a otro para intentar corregir un comportamiento, sienta mal al interesado y puede desembocar en un auténtico escenario de guerra.


"Es muy desagradable llegar al punto de no querer cruzarte con un vecino o incluso de hacer cosas a propósito... Todas estas situaciones generan odio y afectan mucho al bienestar de las personas". Como solución, Teresa propone a todos los vecinos del Casco Histórico que se sientan identificados que recurran a la mediación gratuita que ofrecen ella y su equipo en el número 23 de la calle de San Pablo (dentro del local de la AVV Lanuca-Casco Viejo).


Una declaración de paz

Recurrir a la mediación es, según expone Teresa, "una declaración de paz", porque implica estar dispuesto a resolver las cosas a través del diálogo. Una vez que los vecinos aceptan la intervención del Servicio, los mediadores mantienen reuniones por separado con los involucrados para que estos se desahoguen y expliquen su visión de los hechos. Lo ideal es que al final puedan llegar a juntarse respetando, eso sí, unas normas de comportamiento impuestas por los mediadores: "Evitar el insulto, respetar los turnos de palabra, escuchar...". La finalidad es hacer consciente a la persona de las consecuencias que tienen sus actos sobre la vida de su vecino. "Igual le está afectando a la salud y al escuchar sus problemas el conflicto se soluciona por sí mismo", expone Teresa.


Esta mediadora sabe muy bien que los "protagonistas de una guerra" son quienes pueden, si se lo proponen, salir de ese escenario y coexistir de forma pacífica. Al fin y al cabo, "no elegimos a nuestros vecinos" y cuesta mucho sentarse a hablar con alguien con quien nos llevamos mal, pero esta es, en la mayor parte de los casos, la única solución posible.


El Programa de Mediación Comunitaria (AMEDIAR) es un proyecto del Plan Integral del Casco Histórico (PICH) y para solicitar su intervención basta con personarse en su oficina de la calle de San Pablo, escribir un correo electrónico a amediarpich@yahoo.es o llamar al teléfono 976 36 53 26.