Hay quien presume de solidario, y también quien simplemente se gana semejante epíteto. José Antonio Chueca y Natividad Ortín demuestran a diario que llevan la solidaridad en las venas, aunque no quieran alardear de ello. Los hechos hablan por sí solos: en su restaurante (Kuttum, en la calle Padre Manjón, 29) ofrecen menús para parados y jubilados por un precio mucho más que ajustado: 3,60 euros (4,50 con café). Precio que incluso cae 30 céntimos si el cliente adquiere un bono de 20 comidas.

"Abrimos el restaurante en enero de 2007, justo antes de que estallara la crisis. Desde el principio quisimos que el cliente fuese partícipe del mismo, que se sintiera como en casa. Por eso cuando organizamos un evento, como por ejemplo una comunión, no vienen a pedirme presupuesto, sino que me dan el presupuesto y somos nosotros los que ajustamos el menú", explica José Antonio.

A los menús 'low cost' que ofrecen no les falta de nada. Cambian a diario, aunque solo hay un primero y un segundo. "Damos una comida más que decente por un precio razonable. Hoy, por ejemplo, hemos servido una menestra muy completa y bistec de ternera rebozado con patatas. En los 3,60 euros está incluido el pan y el agua o vino. A veces, cuando puedo, les regalo un postre, como unas natillas", señala el propietario.

La receta de una oferta tan llamativa pasa por una pizca de solidaridad y una reducción de los beneficios. "Hemos estado muchos años pagando de más por todo, dejando que el precio de las cosas subiera en exceso por encima de su valor real. Se ha visto claramente con los pisos". La supresión de algunos intermediarios y los buenos tratos con los proveedores redondean la ecuación de los platos baratos.

"Mientras pueda voy a echar una mano a quien esté peor que yo, porque nunca sabes si vas a ser tú el que algún día necesite ayuda. Lo mismo ocurre con las personas mayores, para las que puede ser una lata hacer la compra, cocinar...", razona José Antonio.

Precios populares

No solo los colectivos más desfavorecidos disfrutan de precios populares en el Kuttun. El resto de los zaragozanos pueden comer por 7,80 euros, si bien tienen a su alcance una mayor variedad de platos. Además, pueden hacerse con un bono en el que por cada nueve comidas se les regala la décima.

Bajada generalizada de precios

En las pizarras y cartas de (casi) todos los bares y restaurantes de Zaragoza se puede observar, desde hace ya unos cuantos años, una bajada generalizada de precios en los menús. "No es más que el fiel reflejo de lo que supone adaptarse a los tiempos", indica José Luis Izuel, presidente de Horeca.

"Restaurantes que antes solo apostaban por la carta ahora se sustentan con el menú. El precio de estos han bajado en el conjunto de la ciudad, e incluso en la milla de oro de Zaragoza se encuentran menús a partir de 12 euros", concluye.