HOSTELERÍA

Restaurantes y bares de Zaragoza aprietan el ingenio para esquivar la crisis

Botellines a un euro, cafés a 60 céntimos o 'tapeo sostenible' son algunos de los reclamos que ofrece el sector este verano.

Santiago Sánchez, a las puertas del Caball
Santiago Sánchez, a las puertas del Caball
JOSé MIGUEL MARCO

 Los menús anticrisis se han popularizado tanto que ya no llaman la atención. Se bajan los precios, se minimiza el margen de beneficio, pero ni con esas se consigue que al mediodía en muchos bares y restaurantes el personal permanezca de brazos cruzados o mate el tiempo haciendo 'sudokus'. "Hay que recurrir a la imaginación porque en este negocio es mejor tener los locales llenos (aunque no se consuma demasiado) que vacíos", afirma José Luis Izuel, presidente de la Asociación de Empresarios de Cafés y Bares.

Dicho y hecho: copas al precio de cervezas, tapas a 50 céntimos o platos del día por menos de 5 euros son tan solo algunas de las ofertas que se pueden disfrutar en algunos locales zaragozanos atenazados por la crisis económica. "El año está siendo muy malo para el consumo y en Zaragoza, de lunes a jueves, se sale a pasear pero apenas se visitan los bares", comenta Izuel. El caso es que llueve sobre mojado, porque aunque la Federación Española de Hospedaje y Restauración estima que en lo que va de año la caída de las ventas en el sector ha sido de un 3,3% respecto al año anterior: lo preocupante es que ya en 2009 las ventas descendieron un 8,9% y en 2008, el año en el que la Expo todo lo enmascaró, los bares acumularon pérdidas del 3,9%, según datos del Instituto Nacional de Estadística.

Esta 'ensalada' de cifras se materializa, precisamente, en otra guarnición: la que va menguando en los platos a medida que se endurece la crisis. Sin embargo, también hay comerciantes que se esfuerzan en buscar los brotes verdes o, en su defecto, los 'días verdes'. Es así como la cafetería El Caball ha bautizado una iniciativa por la que vende café a 0,60?. "No lo hacemos para captar clientes nuevos, sino para tener un detalle con los que vienen todos los días", explica Santiago Sánchez, que lleva más de 25 años dirigiendo los destinos de este local de la calle de Don Jaime, enfrente de las taquillas del Teatro Principal. "Hay algunos que se sorprenden, que te dicen que te has equivocado con el cambio y otros que siguen dejando 'el euro' para alegría del bote de propinas", explica.

La cantidad y la calidad del café es la misma que cualquier otro día y, de hecho, intentan involucrar al distribuidor para que colabore en esta iniciativa. "Los días verdes son dos semanas al mes, en julio, agosto y septiembre. Procuramos que coincidan con los días en los que la clientela vuelve de veraneo para alegrar el bolsillo y que todo no sea tan cuesta arriba", dice Sánchez, al tiempo que explica que muchos de sus clientes son funcionarios y justo ahora acaban de notar el primer recorte del 5% en sus nóminas.

La muerte del vermú

A pocos metros del Caball, en la plaza de Santa Cruz, está la taberna-restaurante el Condumio, en cuyo interior los clientes comentan si la patria tradición del vermú ha muerto o está dando sus últimos estertores. En este local, se han 'sacado de la manga' el que bautizan como 'Plan Badajoz', porque los propietarios proceden de un pueblito extremeño llamado Campillo. Pues bien, este 'plan' incluye ofertas tan sorprendentes como 'trago de cerveza' (20 centilitros) por 0,95 ? o 'chato de vino artesano de autor' por el mismo precio. La tapa de la casa -conocida como 'la barriguda'- cuesta un euro, mientras que un pinchito de morro frito vale 1,50?. "Tratamos de incentivar el consumo porque tenemos que hacer que la situación se mueva un poquito. Son reclamos para que la gente pique, aunque apenas llevamos una semana con este programa y tampoco se está notando demasiado", explican los 'ideólogos'.

¿Más casos? Se antoja difícil enumerar todo, pero sirva el botón de muestra del Mesón Los Cántaros, en la calle de José María Lacarra (antigua General Sueiro), que cierra estos días al semana de "pinchos a la plancha", en la que una nutrida (y nutritiva) oferta de tapas se vende 0,50? el pincho.

Los restaurantes de menú del día se resienten y notan la bajada de clientes porque cada vez más los ciudadanos recurren a la fiambrera y a la comida casera para ahorrar. Según datos del Ministerio de Trabajo, uno de cada cinco empleados se lleva el 'tupper' a su puesto laboral. Contra esta tendencia e intentando 'democratizar' los menús del día -cuyo precio medio en Zaragoza oscila entre 10 y 12 euros- se inventaron hace meses los 'platos del día'. Es el regreso al plato único, aunque bien aderezado de patatas, guisantes o ensalada. Su precio no pasa de los 7 u 8 euros y solo cabe la desconfianza de saber si un 'mozo recio de la ribera del Ebro' no se quedará con hambre...

Quejas al consumidor

Y es que incluso ir de tapeo parece un lujo en la crisis. Con el verano florecen las terrazas del Tubo y del paseo de la Independencia pero tomarse algo allí puede ser prohibitivo. "Cambian mucho los precios si consumes dentro o si lo haces fuera, pero lo que no es normal es que cambie hasta el tamaño de las raciones", se queja Maribel Lázaro, cansada de ajustar su propio cinturón y de que la 'sableen' en algunas terrazas. Sus protestas se unen a las de otros consumidores que, por ejemplo, denuncian el incremento del precio cuando se pide hielo para el café que ahora apetece que sea refrescante: hasta 30 céntimos se llegan a cobrar por tres o cuatro cubitos de hielo.

Algunos zaragozanos han llegado a acudir a las asociaciones de consumidores ante lo que entienden como un abuso. La mayor parte de las quejas giran en torno a los 'redondeos' y los precios finales de los menús (tras carteles engañosos) que no incluyen bebidas, postres o cafés. ¿Y después de cenar? "La gente sigue saliendo, pero en lugar de rascarse el bolsillo para tomarse una copa, optan por la opción barata de la cerveza", se quejan al otro lado de la barra.