JMJ

Una misa multitudinaria llena de colorido la Plaza del Pilar

Miles de jóvenes de todo el mundo ondeaban sus banderas junto a la basílica en la ceremonia de envío de peregrinos que partirán este lunes por la tarde hacia Madrid.

Desfile de religiosos y monaguillos hasta el escenario
Una misa multitudinaria llena de colorido la Plaza del Pilar

Vibrante y llena de colorido. Así lucía esta mañana la plaza del Pilar, abarrotada de jóvenes de todo el mundo que han compartido oración en una misa al aire libre presidida por el arzobispo de Zaragoza, Manuel Ureña. Durante la misa, en la que ha deseado una «buena llegada» a los cerca de 4.000 jóvenes que partirán para Madrid, el arzobispo ha pedido también por el Papa para que tenga «fuerza y valentía para anunciar la verdad sin miedo».


La eucaristía, que ha comenzado a las 9.30, se ha dado en siete idiomas, presentes en la oración inicial de apertura de la misa, en las lecturas y en las oraciones de petición que han realizado jóvenes de España, Gran Bretaña, Italia, Francia, Alemania, Polonia y Rusia.


La celebración, enmarcada dentro de los actos previos a la Jornada Mundial de la Juventud, despide a los más de 5.000 fieles que partirán rumbo a su «ansiado» destino: su encuentro con el Papa en la capital.


«El tesoro está en Madrid», anunciaba el arzosbispo de Zaragoza arropado por el aplauso de la multitud. Una mezcla de alegría y nostalgia invadía los corazones de los allí presentes. «Nos sentimos en familia y eso hace que algo nos detenga pero nos tenemos que marchar», contaba Carla Andrade, una mexicana recién llegada del Vaticano con su congregación de fieles y amigos. Para Fernanda Muslera, lo más bonito del encuentro ha sido el poder oír los cánticos, ruegos y oraciones en tantas lenguas. «Todos nos unimos en una misma voz, da igual el idioma, suena realmente hermoso», explicaba.


Italianos, mexicanos, búlgaros y venezolanos encabezaban con sus banderas al viento el desfile hasta el escenario, seguidos por monaguillos, obispos y sacerdotes que presidían el encuentro. Una «traición del corazón y de la emoción que nos embarga», así explicaba el arzobispo de Zaragoza, Manuel Ureña, su error al anunciar una misa de domingo creyendo que no había comenzado la semana. Al momento, su multitudinal público estallaba en risas y aplausos que le hacían retomar su mensaje.


Reunidos por una misma causa


Entre los asistentes, además de los miles de jóvenes procedentes de toda Europa y Latinoamérica, se encontraba una congregación de religiosas venidas desde Lourdes. «Me llena de felicidad ver a tantos jóvenes inquietos en busca de su realización personal, con un ideal tan grande y un futuro bien firme», afirmaba Ana María, admirada de la cantidad de chicos y chicas allí reunidos. Motivo que también destacaban Alberto Jarabo y Violeta Almagro, dos de los 500 voluntarios de la parroquia de San Miguel que han convivido estos días con varios grupos de franceses, polacos e italianos. «El ver tantos jóvenes reunidos por una misma causa es genial», apuntaba Alberto. «Viven cada minuto intensamente, cantando y bailando cuando se juntan con otros jóvenes, pero cuando hay que rezar son los primeros que se silencian y se ponen a ello», confesaba en alusión a unos jóvenes de Cosenza-Bisignano con los que han compartido el encuentro.


Jóvenes, religiosas y fieles zaragozanos partirán en su mayoría esta tarde rumbo a Madrid, con el recuerdo de una «muy grata experiencia» en la capital aragonesa y el entusiasmo de que continúe la fiesta litúrgica en su encuentro con Benedicto XVI. Aquí termina el paso de muchos por Zaragoza, una ciudad que los hace sentirse «como en los libros de las grandes catedrales», arropados por la basílica del Pilar y sus «cúpulas hechas por ángeles».