Dos orejas, un adiós y una notable corrida de toros

El variado encierro de Moisés Fraile lució una imponente fachada y contó con tres toros de buena nota en esta jornada de las fiestas del Pilar.

Alberto Álvarez torea sobre la mano derecha al sensacional segundo de la tarde, de nombre Deslumbrante.
Alberto Álvarez torea sobre la mano derecha al sensacional segundo de la tarde, de nombre Deslumbrante.
Raquel Labodía

El variado encierro de Moisés Fraile tuvo demasiado que torear para los pocos paseíllos que los coletas llevaban a sus espaldas. Lo acusaron.

Llegar a una feria como la del Pilar con tan escaso bagaje y esperar que suceda algo grande, es harto complicado. Casi azaroso. Y no fueron las ganas. Por primera vez en la feria se vio a tres tíos picándose en quites. Incluso en exceso. Alberto Álvarez se dejó llevar y terminó excediéndose en los dos que le correspondieron.

El de Valareña le cortó una oreja al bravo y encastado segundo en una faena en la que se gustó toreando. Ligó importantes series por ambos pitones, tomando vuelo la faena por el lado derecho. Al natural no terminó de acoplarse. Una pena. Sin embargo, con la tizona, no se le escapó. Oreja de ley. Bien el presidente aguantando la segunda.

Las oportunidades se buscan, se ganan y se aprovechan. En el ruedo. No en los tendidos. El cariño y el respeto no deben traducirse en orejas de paisanaje. No en una feria de primera. Zaragoza es una plaza seria y ha de serlo para todo y para todos. La notable corrida del Pilar se marchó al desolladero con más orejas de la cuenta.

Imanol Sánchez debutó, por fin, en una feria del Pilar. Le pesó la tarde. Desbordado por momentos. El buen tercero lo dejó al descubierto. Lo lució en el caballo de Sangüesa y con las banderillas quiso formar la revolución. Perdió la partida en los dos primeros pares y, sin embargo, le colocó un tercero sensacional. Con la muleta no pudo. No supo por dónde meterle mano. Se le vio superado mientras iba a las tablas a cambiar de muleta. No le encontró la distancia y la faena nunca cogió el vuelo necesario. El toro era de nota.

Con el buen sexto atropelló a la razón. Embarullado con la capa, lució al animal en el caballo de un Gabin Réhabi que estuvo tremendo. Como Mariano Ruiz y Aguilar con los palos.

Con la muleta, el inicio de faena fue la mejor. Se dobló de maravilla con su oponente y se lo sacó a los medios queriendo ganarle la partida. Sin embargo, la perdió. Sobraron tirones y faltó distancia y mando. Lo ahogó. Con la espada, dejó una señora estocada. Demasiado premio.

El inesperado adiós de Torres

Ante la mirada atónita de los aficionados que se quedaron, Ricardo Torres decidía cortarse la coleta. No se conformó con su más que digna tarde. Volvió a dar la cara pese a sortear el peor lote del encierro.

Con el complicado abreplaza, dejó lo mejor toreando sobre la mano izquierda y dibujó tres naturales de cartel. Con el cuarto, lo intentó por ambos lados sin demasiada suerte. El animal tuvo clase y calidad, pero muy poca fuerza.

Al finalizar el festejo, su hijo le cortó la coleta en un gesto torerísimo. Ricardo puede irse de esto con la cabeza alta y con la conciencia tranquila. Suerte, torero.

Consulta el programa de las Fiestas del Pilar en HERALDO OCIO.

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