Primeras pruebas de prioridad semafórica en Sagasta para las líneas de bus 31 y 33

Mediante radiofrecuencia, el bus avisa de su llegada y pide vía verde a 300 metros del cruce. Se van a analizar datos durante seis semanas antes de extender el sistema.

El regulador de los ciclos semafóricos, con una antena negra, que se comunica con los buses.
El regulador de los ciclos semafóricos, con una antena negra, que se comunica con los buses.
josé miguel marco

"Con el tranvía el momento de llegada es muy exacto y aquí nos sometemos a mucha más incertidumbre del tráfico", advertían ayer los técnicos municipales en el inicio de las pruebas de prioridad semafórica para los autobuses. Estas han comenzado en el eje del paseo de Sagasta y benefician a las líneas 31 y 33, si bien –insisten– eso no signifique que los buses siempre vayan a encontrar el semáforo en verde. "El sistema es diferente y menos preciso que el del tranvía porque el autobús no tiene una plataforma única, ni siquiera cuando va por el carril bus, dado que los giros a la derecha de los coches pueden interferirle", explicaba José Antonio Chanca, jefe del servicio de Movilidad Urbana. No obstante, esta prueba piloto, que se podría extender a otras calles, servirá presumiblemente para que las líneas 31 y 33 circulen con menos parones y mejoren sus frecuencias.

"Ya hay 30 autobuses equipados para poder hacer las pruebas", explicaba ayer la concejal de Movilidad, Teresa Artigas, que incidía en que el experimento se lleva a cabo en verano "cuando baja el volumen de tráfico y para causar las menores afecciones posibles". No obstante, se ha escogido un punto de la ciudad con alta congestión de tráfico (hasta 39.600 coches pasan a diario por el cruce de Goya con Sagasta) y donde –véase la intersección con el Camino de las Torres– la longitud de los pasos de peatones dificulta que se pueda dejar vía libre al paso de los autobuses.

"La prueba se ha puesto en marcha en diez cruces del eje de Cuéllar y Sagasta, desde la plaza de las Canteras hasta la calle de Lagasca", explica Artigas. Las pruebas se prolongarán durante seis semanas y después "comenzará el análisis de los datos recogidos y se sacarán resultados para ver la posible extrapolación de esta mejora a otras zonas de la ciudad", añadió la edil de ZEC.

De hecho, las líneas elegidas no solo se han seleccionado por su alta demanda de usuarios sino también porque completan recorridos que no se solapan y que pueden brindar más datos para el análisis: la línea 33 viene desde el paseo de la glorieta de Sasera, mientras que la 31 hace el giro en la avenida de Goya. El sistema, que es una de las mejoras que ofreció la empresa Avanza para gestionar el servicio de bus y cuyo coste cercano a los 400.000 euros asume la concesionaria, está preparado para poder atender hasta cuatro autobuses a la vez, dos por sentido, al mismo tiempo.

Algoritmos y antenas

Pero, ¿cómo se consigue que los semáforos detecten que el bus se acerca y puedan darle vía verde? La tecnología se basa en un sistema de comunicaciones de radiofrecuencia de corto alcance que se ha instalado en los reguladores de ciclos (las cajas de cables) del bulevar central del paseo de Sagasta. Cuando el autobús está a 300 metros del cruce, el vehículo empieza a ser detectado. Mediante un enrevesado sistema de algoritmos, el semáforo se autorregulará. Lo hará basándose en su propia experiencia, es decir, en el tiempo que intuye que le va a costar llegar al vehículo según los miles de registros acumulados. "Día a día se recogen los datos en cocheras y se recalculan las nuevas curvas de aproximación. Los buses se comunican vía radio con el regulador del semáforo y van diciendo su posición cada cinco segundos gracias a un GPS y a un odómetro sobre la calzada. Con eso se afina la llegada", explicaba ayer Chanca.

La aplicación práctica no es sencilla y el Ayuntamiento lleva meses estudiando cómo se hace en otras ciudades y afinando los cálculos. De hecho, las primeras pruebas iban a hacerse en febrero pero hubieron de posponerse por la complejidad y las variables infinitas del tramo escogido para hacer las pruebas. Los técnicos municipales analizarán detalladamente que esta prioridad semafórica no penalice el tráfico en las vías perpendiculares y tendrán en cuenta también que los pasos peatonales son amplios y en muchos de ellos no hay refugios para los viandantes.

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