La Expo, como nunca se había visto

La asociación Legado Expo prepara un fondo documental para el décimo aniversario de la muestra con imágenes sorprendentes.

Una de las recreaciones del recinto de Ranillas que no vio la luz
Una de las recreaciones del recinto de Ranillas que no vio la luz
Legado Expo

Los pingüinos ‘saltarines’, la serpiente del Circo del Sol, los debates sobre el agua, la música de José Luis Romeo, la renovadas riberas… y sobre todo, Fluvi, siempre Fluvi. La ‘expomanía’ está a punto de estallar en Zaragoza. A menos de mes y medio para la llegada de 2018, instituciones y colectivos ya preparan los actos del décimo aniversario de la muestra que cambió la fisionomía de la ciudad y aunó voluntades por un objetivo común que la situó, al menos aquel verano, en el mapa internacional.

Desde la asociación Legado Expo llevan ya tiempo preparando la celebración. Estas semanas están manteniendo reuniones con todos los grupos políticos y administraciones que puedan echar un cable para confeccionar una programación atractiva y, ya de paso, insistir en la importancia de recuperar algunos de los emblemas hoy todavía olvidados, como los pabellones de España y de Aragón en el recinto de Ranillas.

Pero además, los responsables de este colectivo han iniciado la recopilación de un enorme fondo documental sobre la muestra de 2008. Más de 120 gigabytes de archivos, fotos, planos y dossieres relacionados con el evento, algunos de ellos inéditos para el público, y que ya han comenzado a mostrar. “Hoy en día no hay un gestor documental público, y queremos aprovechar la curiosidad que despertará el aniversario para enseñarlo a la gente”, señala el presidente de la agrupación, Juan Ibáñez.

Entre las imágenes más sorprendentes y atractivas para el público destacan las recreaciones en tres dimensiones del recinto de Ranillas en las que poco o nada coincide con el proyecto que finalmente vio la luz. Propuestas donde no existía la Torre del Agua, u otras donde no tenía forma de gota. En algunas ni los pabellones de España y Aragón, ni el puente de Zaha Hadid tenían hueco, pero aparecen otros volúmenes que desatan el interés por lo que podría haber sido y no fue.

Otros documentos, en cambio, sí reflejan lo ocurrido aquel verano de 2008, pero desde una perspectiva nunca vista. Las imágenes de los trabajadores que levantaron el azud, operando en medio del cauce del río, frente a unas monumentales compuertas, no dejan a nadie indiferente, y menos estos días de debate sobre el futuro de una infraestructura que llegó al abrigo de la Expo.

O los variopintos -y escasos- usos que se le ha dado a la Torre del Agua desde que cerrara las puertas a la espera de un uso a su altura. “Hay planos e imágenes muy chulas que vamos a ir desvelando”, promete Ibáñez. Pero no solo las curiosidades tendrán lugar, el objetivo es conseguir un cajón ordenado y accesible con el que evitar que todo lo que ocurrió en la capital aragonesa aquellos meses se pierda en el olvido.

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