La Fiscalía pide 4 años de cárcel para el vendedor del rastro que acuchilló a otro en una disputa

El acusado clavó a la víctima el arma en el tórax tras enfrentarse por el lugar en el que colocar sus mercancía.

La agresión sufrida en el rastro zaragozano por un vendedor ambulante en diciembre de 2015, que a punto estuvo de costarle la vida, puede acarrear cuatro años de prisión para su presunto agresor, Ramón G. G. Junto a él serán juzgados Raimundo F. A. y Violeta J. G., aunque estos se enfrentan a penas mucho más bajas puesto que solo se les atribuye un delito leve de lesiones.


Los hechos ocurrieron sobre las 11.20 del 27 de diciembre del año pasado, en la zona del rastro reservada a los tenderetes que hace años se instalaban en el entorno de la plaza de toros, algo apartada de la de los puestos con licencia que se montan cada miércoles y domingo en el parquin sur de la Expo.


Como Raimundo F. A., de 37 años, no tiene licencia municipal para colocar sus productos a la venta, al ver aproximarse una patrulla de la Policía Local se alejó del lugar que ya había elegido, pero antes dejó allí su bastón para que nadie le quitara el sitio. Poco después llegó Kemo S., senegalés de 51 años, y al no ver a nadie decidió ponerse allí para vender los seis pares de zapatillas que portaba en una mochila.

Fue a buscar el cuchillo


Cuando Raimundo F. A. regresó, junto con su mujer, Violeta J. G. y con Ramón G. G., empezaron a discutir con el inmigrante y a exigirle que se marchara de aquel lugar, a lo que Kemo S. se negó puesto que en esa zona no existen sitios establecidos para la venta. La bronca fue a más y, en el transcurso de la misma, según la Fiscalía, Ramón G. G. se fue su furgoneta, estacionada en las proximidades, y regresó con un cuchillo de cocina que clavó en el pecho a la víctima, a través del anorak que vestía, lo que amortiguó el golpe.


Al mismo tiempo, según la acusación del fiscal, Raimundo F. A. esgrimió su bastón-estoque e intentó clavárselo a la víctima sin conseguirlo, mientras que su mujer, Violeta J. G. le pegaba con las manos en distintas partes del cuerpo.


Como consecuencia de la agresión sufrida, Kemo S. tuvo que ser hospitalizado, pero tan solo precisó de dos puntos de sutura. Aunque la herida no fue profunda, su localización, a solo dos centímetros del corazón, hizo que el ataque fuera calificado entonces como tentativa de homicidio. De hecho, la chaqueta y la ropa de abrigo que portaba el agredido evitaron que la punta se clavara más profundamente. No obstante, el fiscal no acusa ahora de homicidio frustrado sino de un delito de lesiones graves causadas con un instrumento peligroso y pide para Ramón G. G. cuatro años de prisión y el pago de una indemnización de 750 euros (450 por las lesiones y 300 por las secuelas). Por su parte, su abogada defensora, Carmen Sánchez Herrero, pedirá la absolución para su cliente, ya que este ha mantenido desde el principio que ese día no estuvo en el rastro de la Expo.


Para Raimundo F. y Violeta J., asistidos por la letrada Olga Oseira, el fiscal pide 320 y 240 euros de multa, respectivamente.

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