Desde la receta para elaborar unas gachas al estilo de Cascante del Río a la fórmula para cazar y guisar un unicornio, pasando por la técnica tradicional de tejer o el manejo de una fragua. Son algunas de las escenas que se pueden contemplar durante Las Bodas en las calles de Teruel gracias a los 150 grupos recreacionistas que contribuyen a la ambientación medieval y que escenifican oficios, costumbres o mitos del siglo XIII, la época de Los Amantes.

Las calles y plazas del Centro Histórico y los espacios más cercanos del Ensanche y del Arrabal se han convertido en un gran campamento en el que arden las hogueras y humean los calderos donde se prepara la comida para los 5.000 socios de los grupos que recrean colectivos históricos. Cada uno de ellos exhibe herramientas y objetos asociados a su referente histórico. Los cuchilleros muestran una colección de espadas, los herreros herraduras, los calceteros medias, los tejedores telares, los leñadores un puñado de hachas y los enterradores la réplica de un cadáver amortajado.

Uno los espacios salpicados de tiendas de campaña es la Glorieta. Uno de los grupos presentes, Los Zabacequias –históricamente, encargados de supervisar el riego–, muestran al público como se elaboran unas gachas al estilo de Cascante. Nacho Martín, uno de los socios, explica que se trata de un guiso elaborado con harina de trigo como base y que se deja cocer a fuego lento durante una hora y media. "Se consigue una masa que se puede trabajar y que se utiliza como una especie de base de pizza que se condimenta con ajoaceite, tomate frito y otros ingredientes", cuenta Martín. Era un plato habitual en la Edad Media y lo sigue siendo.

Cerca de allí, en el paseo del Óvalo, la jaima del Almutazaf –encargado de velar por la legalidad de las transacciones comerciales y por el uso de pesos y medidas legales–, exhibe una balanza gigante en la que todo el que quiera se puede pesar. Una de las integrantes de esta asociación recreacionista, Lourdes Palacios, aclara que la balanza para la "pesada medieval" es su forma de aportar un atractivo más a la fiesta, sobre todo para el público infantil.

Para los visitantes que no se conforman con el papel de mero espectador, puede ser útil la propuesta de Los Tejedores, que han levantado su taller delante del Archivo Histórico Provincial. Uno de estos artesanos de ficción, Enrique Igual, explica que sacan a la calle dos telares para mostrar al público como se elaboran las prendas antes de la revolución industrial. "La gente aprende y, además, puede practicar unas hiladas", indica Igual. Es la forma que tiene esta asociación de "de participar en la fiesta con una actividad específica que puede ampliar el programa".

Pero no todos los grupos se limitan a escenificar oficios y prácticas del pasado. Los Almogávares, una de las asociaciones más numerosas de Las Bodas con sus 90 miembros, escenifican un mito de la Edad Media, el del unicornio. Esta agrupación, además de tener un papel destacado en la aparición de Diego de Marcilla en la ciudad tras cinco años de batallar, monta un cuidado campamento medieval junto a la Escalinata. "Somos la tropa de Diego", explica Francisco Oliver, uno de estos guerreros mercenarios que protagonizaron la edad de oro de la Corona de Aragón.

Oliver defiende la existencia real de unicornio, porque "si no hubiera existido cómo podría estar representado en la techumbre de la Catedral de Teruel". La escena "La doncella y el unicornio" muestra como se atrae a este ser fabuloso con la llamada de una mujer "castísima", como se le da muerte para aprovechar su cuerno afrodisiaco y como, finalmente, se guisa según una receta medieval.

El almogávar afirma que, aunque se trata de un équido sin parentesco con el cerdo, del unicornio "también se aprovecha todo, hasta los andares".