Asignaturas pendientes en Teruel: "Hay que ayudar a quienes damos servicio a la gente del medio rural"
La menor rentabilidad de servicios e infraestructuras en zonas despobladas limita la oferta de prestaciones en Teruel. Tres empresarios plantean sobre el terreno sus reivindicaciones.
José Miguel Clemente es uno de los afortunados que ha podido acogerse a la tarifa plana para nuevos autónomos que aprobó el Gobierno en 2023. Presentó la solicitud uno de los últimos días del año pasado, pero fue suficiente para abrir su negocio, un taller de instalaciones eléctricas industriales y domésticas en Montalbán, con una reducción en la cotización a la Seguridad Social.
"No deben eliminar esa ayuda de ninguna manera, en todo caso, aumentarla; es necesaria para los que queremos emprender en el mundo rural", defiende. Clemente argumenta que la bonificación no solo ayuda al empresario, sino también "a la población, que así cuenta con más servicios".
Este electricista vio la oportunidad de montar una empresa en la Cuenca Minera de Teruel cuando trabajaba en una fundición de Utrillas en la que había que recurrir a técnicos de Zaragoza para arreglar cualquier avería. Ahora es él quien repara los desperfectos.
La escasa competencia en el vacío mundo rural es uno de los puntos fuertes a la hora de lanzarse a la aventura de abrir una empresa. "Me llaman de todas partes, porque no hay nadie que preste este servicio; los oficios están muriendo aquí", dice Clemente. En el lado opuesto están las dificultades para contratar personal cualificado y la necesidad de contar con un almacén de piezas de repuesto, "pues toda la materia prima llega de Teruel o Zaragoza y en Montalbán estamos lejos de las dos ciudades", explica.
No por repetidos, los problemas de Teruel están en vías de solución. Es la única capital sin conexión ferroviaria con Madrid y una de las pocas sin Ave. Solo hay una autovía en la provincia y muchas zonas soportan una deficiente conexión a Internet. La falta de médicos se ceba con el territorio, en cuyo campus universitario escasean las carreras y en cuyos municipios es muy reducida la oferta de ocio. Estas condiciones no ayudan a la implantación de empresas, que tienen problemas para encontrar mano de obra y suelen estar mal comunicadas con sus centros de abastecimiento de materia prima y sus puntos de distribución de la producción.
En la base de esta situación está la baja rentabilidad económica de los servicios en zonas despobladas. Llevar prestaciones al municipio más pequeño de Teruel es oneroso. Se aprecia en sanidad, con consultorios médicos en localidades de menos de 50 vecinos y un helicóptero para trasladar a enfermos graves desde el disperso medio rural al hospital más cercano, innecesario en una ciudad. En educación, hay colegios con apenas cinco alumnos.
Pero médicos, economistas y vecinos defienden el derecho de la población a disfrutar de las prestaciones básicas. El presidente del Colegio de Médicos de Teruel, Jesús Martínez Burgui, señala que si bien es posible cuestionar el rendimiento económico del personal y la tecnología sanitaria en zonas con baja densidad demográfica, "la rentabilidad social está fuera de toda duda, pues el interés del paciente debe situarse por encima de las cuestiones económicas".
El movimiento vecinal MAR surgido en las Cuencas Mineras –una de las comarcas más castigadas por la falta de médicos–, advierte de que sin una buena sanidad no hay emprendedores, pues estos prefieren instalarse junto con su familia en zonas mejor dotadas. "La sanidad no es un negocio", reivindica Antonio Jiménez, portavoz del MAR, que ha convocado una manifestación para marzo con el lema ‘La sanidad rural se muere’.
El profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Zaragoza Luis Antonio Sáez niega, no obstante, que la accesibilidad a los servicios básicos en el medio rural sea mala y rompe una lanza en favor de este. "Idealizamos el mundo urbano, pero el rural tiene muchas ventajas, como el asociacionismo, importante para el ocio", afirma. Estima que las ayudas estatales deben ser selectivas y dirigidas a los autónomos de los pequeños municipios, que son quienes dan vida al territorio pese a las dificultades.
Otro economista de la Universidad de Zaragoza, Vicente Pinilla, reivindica la rentabilidad social de los servicios por encima de la económica. Considera que la falta de trenes en Teruel es "vergonzosa"pues la movilidad es "un derecho de los ciudadanos», igual que el acceso a Internet.
"Los autónomos antiguos también necesitamos apoyo del Gobierno"
Fernando Polo, propietario de un restaurante en el casco histórico de Teruel desde hace seis años, defiende que los autónomos antiguos, como es su caso, merecen beneficiarse también de la tarifa plana de 80 euros al mes en las cotizaciones a la Seguridad Social durante tres años, una bonificación reservada, por el momento, a quienes acaban de incorporarse.
"Los que llevamos tiempo trabajando, tenemos las mismas dificultades que los recién llegados y por eso necesitamos apoyo del Gobierno", subraya. Este hostelero cree que sería injusto que un nuevo autónomo abriera un bar enfrente del suyo y recibiera ayudas que él no percibe. "Tendría que competir con él en clara desventaja", advierte.
Señala que los problemas son abundantes en un territorio con baja densidad demográfica. "Vivimos del turismo, porque la población habitual no es suficiente para que todos los negocios hosteleros que hay en Teruel resulten rentables; eso supone que en fechas concretas tengo que contratar camareros extra y en otras descontratarlos", explica.
La falta de personal cualificado es otra de las dificultades que encuentran los hosteleros de ciudades pequeñas, como Teruel. "Cuesta mucho encontrar camareros y, con buena formación profesional, todavía más", lamenta Fernando Polo, quien dice haber constatado que en ciudades más grandes este problema no es tan acuciante.
"La bonificación debería ser igual para pueblos grandes y pequeños"
El gerente del Grupo Ronal Ibérica en Teruel, Dominik Wiederhold, no comparte el criterio con que se aplican las bonificaciones en los costes laborales por cada nuevo empleo indefinido, que prima a las empresas instaladas en municipios de menos de mil habitantes. La suya, ubicada en el polígono La Paz de la capital turolense –36.000 vecinos– y dedicada a la fabricación de llantas de automóviles es, con una plantilla de 500 trabajadores, la mayor de la ciudad.
"Los que creamos empleo somos nosotros –reivindica–; un bar en un pueblo contrata a algunos trabajadores, pero nosotros, a muchos más"."Por ello –añade–, si se busca devolver población a la provincia, las subvenciones deberían ser iguales para todos".
Wiederhold sostiene que Teruel también es una ciudad pequeña y que, por otro lado, las grandes empresas necesitan instalarse junto a una urbe, cerca de las infraestructuras de comunicación. En este sentido, cree que no se está apoyando lo suficiente a las industrias en núcleos destacados, pues se les aplica un 15% de descuento en las cotizaciones a la Seguridad Social frente al 20% concedido a los negocios en el medio rural.
Destaca que las grandes empresas no están exentas de dificultades. Señala que, en su caso, la fabricación de llantas de automóvil está compitiendo duramente con el gigante asiático."Estamos sufriendo y también necesitamos ayuda", afirma.
