patrimonio

El propietario del castillo de Santa Croche de Albarracín afronta su restauración

El empresario José Luis Almazán encarga al plan director para restaurar esta fortaleza del siglo XII.

El castillo de Santa Croche, en la cima de un montículo en los accesos a Albarracín.
El castillo de Santa Croche, en la cima de un montículo en los accesos a Albarracín.
Rubén Sáez

El propietario del castillo de Santa Croche, el empresario turístico José Luis Almazán, ha encargado la redacción del plan director para la restauración de este monumento, una imponente fortaleza medieval que se levanta sobre un montículo en los accesos a Albarracín y que está en estado ruinoso. El documento que marcará las pautas para conservar la fortificación corre a cargo del arqueólogo Javier Ibáñez y del historiador Rubén Sáez y estará terminado a lo largo de 2024. Deberá contar el aprobado de la Comisión Provincial del Patrimonio Cultural al afectar a un Bien de Interés Cultural.

Almazán ha explicado este jueves que sus objetivos al encargar al plan director son profundizar en el conocimiento de la historia del castillo, que "se ha estudiado poco", y asegurarse de "que no se caiga". La intervención que, en principio correrá a cargo de los propietarios, empezará con catas arqueológicas que ayuden a precisar las características del monumento.

El empresario añade que las zonas más dañadas y que corren mas riesgo de derrumbarse son los muros de las zonas altas y el arco de la puerta de acceso. Señala que su objetivo es "que no se pierdan" los restos del castillo e incorporarlos a la oferta monumental de Albarracín, donde Almazán posee distintos negocios hosteleros.

El castillo conserva tramos de murallas y restos de torreones en dos recintos situados a distinto nivel, así como vestigios de algunas estancias en la torre del homenaje. El arco de entrada, construido con piedra roja de rodeno, está completo. Las ruinas coronan un montículo que se eleva 40 metros sobre el nivel del río Guadalaviar en un tramo que discurre por un estrecho valle.

La fortaleza, situada junto a la carretera de A-1514, de acceso a Albarracín, fue adquirida por el padre de José Luis Almazán en 1998. Aunque la familia propuso la cesión del monumento a una Administración, la oferta no obtuvo ninguna respuesta por lo que ha decidido acometer directamente la labor conservadora. El propietario admitió, no obstante, que el principal problema para afrontar este reto es que, "para un particular, la restauración de un castillo es una obra muy costosa".

La fortificación estuvo habitada hasta los años treinta del siglo XX como una masía. Rubén Sáez destaca el relativo buen estado de la construcción hasta que a principios del siglo XX se desmanteló para la venta de su maderamen.

La vigas, en Huston

La venta de la madera del monumento comportó su abandono. Almazán añade que las pesquisas que se han realizado indican que las vigas, que estaban ornamentadas, terminaron como elementos decorativos en mansiones de Huston (Estados Unidos).

Rubén Sáez apunta, como un factor que puede facilitar la restauración de la fortificación, la existencia de muchas fotos de principios del siglo XX que reflejan su estado antes de quedar abandonado. Sáez conoció a algunas personas que vivieron en la fortaleza como si se tratara de una masía.

Añade que el castillo fue un "importante" baluarte defensivo del señorío independiente de Albarracín –que existió los siglos XII y XIII entre los reinos de Castilla y Aragón–. El investigador señala que, previsiblemente, en el mismo emplazamiento existió una fortaleza previa que protegió la taifa musulmana de Albarracín. Según el historiador, en 1470 este enclave estaba dotado de artillería.

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