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Alberto Alfonso, promotor de Apadrina un Olivo en Oliete: "La despoblación es reversible, pero hay que pasar a la acción"

Ideólogo de un proyecto que aprovecha el olivar yermo como recurso para revitalizar el medio rural.

Alberto Alfonso, promotor de Apadrina un Olivo, en un olivar de Oliete.
Alberto Alfonso, promotor de Apadrina un Olivo, en un olivar de Oliete.
Antonio Garcia/Bykofoto

Nacido en Oliete hace 47 años, puso en marcha en 2014 Apadrina un Olivo para revitalizar la localidad. Trabaja en Telefónica. Estudió Gestión y Administración Pública en la Universidad de Barcelona, con postgrado en Compliance en la Universidad Carlos III y en Negocio de las Telecomunicaciones en la Universidad Politécnica de Cataluña.

¿Por qué apostó por los olivos yermos como un recurso para revitalizar Oliete?

Aquí tenemos más de 100.000 olivos centenarios abandonados tras siglos de haber dado riqueza. Debido a la ausencia de relevo generacional y a la emigración, Oliete pasó de 2.500 habitantes a los 330 que hay ahora. Hace 10 años decidimos que algo debíamos que hacer para revertir esta despoblación. Yo, que soy el ideólogo del proyecto, tuve la idea de apadrinar olivos como una fórmula creativa, disruptiva y solidaria para involucrar al entorno urbano con el medio rural a través de esos olivos centenarios o milenarios. Queremos cambiar ese abandono por esperanza e ilusión.

¿Cómo se apadrina un olivo?

Es muy fácil. El padrino elige un olivo yermo, le pone nombre y puede seguir su evolución online. Paga una cuota anual de 60 euros, que en un 80% se desgrava en el IRPF, y recibe dos litros de aceite de oliva virgen con cada cosecha. Además, puede participar en las visitas a los cultivos.

¿Quiénes son los padrinos?

Hay mucha variedad, pero sí que tienen unas características comunes. Son personas con un gran corazón. colaboradoras y solidarias. Normalmente son del entorno urbano, pero tienen sensibilidad por el medio rural.

¿Qué resultados ha dado su apuesta?

Ya hemos recuperado más de 17.000 olivos. Tenemos 8.000 madrinas y padrinos en 30 países. Y, por lo menos, hemos frenado la despoblación. Uno de los logros más importantes ha sido evitar el cierre del colegio de Oliete, que llegó a quedarse con cuatro niños a punto de cerrar y que hoy tiene 22. También hemos ayudado a mantener servicios para que el pueblo continúe siendo atractivo para nuevos pobladores y para las personas que ya viven aquí. El proyecto genera más de 35 empleos directos en la zona, el 65% de ellos para mujeres.

¿La despoblación es reversible?

Sí, pero pasando a la acción. Basta ya de teoría, pasemos a la práctica y pongamos en valor estos ejemplos reales que funcionan, que demuestran que sí es posible, como el de Apadrina un Olivo, que se puede replicar, porque todos los pueblos tiene algo de lo que presumir y que puede salvarlos. Ahora estamos llevando el proyecto en Abrantes (Portugal) con la Apadrinha uma Oliveira.

¿Les han salido imitadores?

Si buscas en Google «apadrina un olivo» te pueden salir más de 70 entradas. La mayoría no son proyectos sociales, solo buscan la promoción del aceite. Han aprovechado la marca y el concepto. Y eso quiere decir que es una buena idea. Lo que más mérito tiene es hacer esto en un ambiente derrotista y después de 30 años diciendo que el que vive en un pueblo es un pueblerino y el de ciudad es guay.

¿Se plantean extender el modelo a otros cultivos abandonados?

Nosotros lo hemos replicado con las huertas de Alacón, el pueblo vecino, que también estaba en una situación muy crítica. Recuperamos la huerta abandonada de la ribera del Martín plantando puerro, alcachofa, ajo, cebolla, berenjena y hemos puesto en valor la conserva con productos locales.

¿Además de generar empleo, cuáles serían las claves para luchar contra la despoblación?

La lucha contra la despoblación del medio rural no solo se tiene que basar en empleo, precisa también de servicios de calidad y sobre todo de acceso a la vivienda.

Su última campaña quiere contratar a una mujer. ¿Por qué hacen ese hincapié en empleo femenino?

Hemos pedimos el apoyo de las personas que apadrinan olivos para contratar a una mujer para labores especializadas. La mujer en el medio rural es muy importante porque si no hay mujeres no hay hombres. La masculinización de los trabajos en el medio rural ha hecho que muchas mujeres hayan salido a buscar oportunidades fuera.

Y acaban de lanzar una variedad de aceite única.

Sí, en Oliete tenemos una variedad de olivo única en el mundo que se llama manzanota. Con ella producimos un aceite monovarietal. Es muy poca cantidad, pero organolépticamente es diferente del empeltre, que es el más habitual. Es una variedad muy primitiva que crece muy lentamente. Es otro motivo de orgullo.

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