patrimonio

Las galerías fósiles que dejó un misterioso gusano gigante en Bueña, en peligro

Un estudio en el que ha participado el paleontólogo Luis Alcalá advierte del riesgo que corre un yacimiento único de hace 155 millones de años.

El yacimiento de Megaplanolites ibericus de Bueña está formado por las galerías fosilizadas que excavó un gusano hace 155 millones de años.
El yacimiento de Megaplanolites ibericus de Bueña está formado por las galerías fosilizadas que excavó un gusano hace 155 millones de años.
Luis Alcalá

Los Megaplanolites ibericus de Bueña, un yacimiento único en el mundo que muestra en una pared rocosa las galerías que un gigantesco gusano marino abrió hace 155 millones de años, están en peligro por la erosión, según se desprende de un reciente estudio realizado por las universidades de Jaén y Granada y el Parque de las Ciencias de Andalucía.

El trabajo incluye también la recreación del enclave en 3D mediante fotogrametría y utilizando drones para dejar constancia de su estado actual y poder restaurar el panel de huellas en caso de deterioro.

La investigación paleontológica ha servicio para constatar la fragilidad del muro rocoso que contiene las galerías fósiles abiertas por un animal que todavía no ha podido ser identificado en un fondo marino, pero también para determinar que el lecho en el que se desplazó el gusano estaba a mucha mayor profundidad de la que se creía y que oscila entre 60 y 80 metros bajo el agua. El dato corrige la teoría inicial de que estos vestigios del Jurásico superior se originaron en aguas marinas poco profundas o en una playa.

Uno de los animales utilizados como referente para determinar las condiciones ambientales en la que surgió el entramado de pistas son los foraminíferos bentónicos, un crustáceo milimétrico que, con su presencia abundante, indica las condiciones del entorno hace 155 millones de años.

Uno de los paleontólogos autores del estudio, el director del Parque de las Ciencias, Luis Alcalá -exdirector de la Fundación Dinópolius-, explica que el análisis de las características geológicas del yacimiento de Bueña y de la fauna marina asociada indican que los megaplanolites se originaron en un entorno “nada excepcional” hace 155 millones de años, una circunstancia que añade interrogantes en lugar de responderlos. “Si las condiciones en las que se originó este yacimiento eran normales por qué no hay ningún otro lugar en el mundo con estos fósiles”, se pregunta Alcalá.

La investigación no ha avanzado a la hora de determinar la especie marina que originó las galerías petrificadas. Luis Alcalá señala que los científicos creen que las huellas corresponden a un gusano marino, aunque no existe constancia de ninguna especie que alcanzará los 32 centímetros de diámetro que alcanzan las galerías fósiles más anchas de Bueña. Añade que también se baraja la posibilidad de que el autor fuera algún tipo de crustáceo, aunque considera está alternativa más remota. “El animal responsable de este yacimiento sigue siendo un misterio”, concluye.

Imagen extraída del trabajo de recreación en 3d realizado por las universidades de Jaén y Granada y por el Parque de las Ciencias  de Andalucía.
Imagen extraída del trabajo de recreación en 3d realizado por las universidades de Jaén y Granada y por el Parque de las Ciencias de Andalucía.
Matias Reolid

El yacimiento de Megaplanolites ibericus cuenta con la calificación de Lugar de Interés Geológico y Bien de Interés Cultural debido a su singularidad. La protección legal no comporta, sin embargo, ninguna garantía frente al deterioro por la erosión. De hecho, la comparación de las fotos más antiguas con el estado actual, plasmado en la recreación 3D, revela ya pérdidas y desgaste de algunos elementos.

Luis Alcalá explica que las características del enclave favorecen su fragilidad. Las galerías petrificadas aparecen en una pared rocosa vertical de 15 metros de altura que se levanta entre terrenos blandos. Al desmoronarse los rellenos de los lados, el panel que contiene los Megaplanolites -alguno de los cuales alcanza los 11 metros de longitud- queda al descubierto y expuesto a los agentes atomósfericos.

El tipo de galería, longitudinal y sin estrías, apunta a perforaciones realizadas para el desplazamiento del animal responsable y no para la alimentación, que generaría trazados más curvos e incluso circulares.

El anterior estudio científico a partir de trabajo de campo en el yacimiento se remontaba a los años ochenta del siglo XX y corrió a cargo de la Universidad de Zaragoza. La actual investigación, que ha puesto al día y revisado las conclusiones iniciales, acaba de ser publicada en la revista científica Lethalia.

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