arquitectura

Las 101 masías fortificadas de la provincia de Teruel, un patrimonio olvidado

El arqueólogo Javier Ibáñez las cataloga y localiza, sobre todo en las comarcas orientales del Maestrazgo, Matarraña y Gúdar-Javalambre.

La Torre Pintada, de Puertomingalvo, sustituye las almenas por pináculos decorativos.
La Torre Pintada, de Puertomingalvo, sustituye las almenas por pináculos decorativos.
Javier Ibáñez

Las masías proporcionaron desde la Edad Media "la vida y el sustento para muchas familias de Teruel" y por ese motivo se encuentran presentes frecuentemente en los paisajes de la provincia. Entre ellas, destacan las masías fortificadas, que cumplían una doble función al servir como "defensa" y a la vez se veían como "símbolo de prestigio", según detalla el arqueólogo, Javier Ibáñez, que acaba de completar su catalogación. Ha documentado 101 referencias, todas al este y el sudeste provincial.

Lo que hace características a estas edificaciones es que "todas tienen torre" y esta no se podía construir de no contar con el permiso del titular de la villa. Como relata Ibáñez, también tienen una "calidad arquitectónica superior" al levantarse portadas con arcos más grandes, mejor sillería o incluir en algunos casos una ermita. Algo que se percibe a su vez en los materiales de construcción, que consiste en un relleno de "moteo de cal o yeso" entre unas piedras "mejor trabajadas" de lo habitual.

A lo largo de la provincia, Ibáñez estima que se pueden cuantificar más de 5.000 masías. Algunas de ellas se mantienen "en buen estado", aunque a otras el abandono las ha "destruido".

Todos los tradicionales mases fortificados se concentran principalmente en tres comarcas. De acuerdo al arqueólogo, el Maestrazgo, el Matarraña y Gúdar-Javalambre son las comarcas que registran un mayo número, con 66 torres en total, e irradian este fenómeno hacia los límites con Bajo Aragón y Cuencas Mineras, con seis y tres ejemplos, respectivamente. Sin embargo, añade que se encuentra un segundo foco en la Comunidad de Teruel y Sierra de Albarracín, con seis cada una. El Bajo Martín presenta también un ejemplo. "Los focos tienen más potencia conforme se va hacia la parte oriental de la provincia porque están emparentados con la masía catalana y valenciana. En el Maestrazgo dos tercios del espacio estaba gestionado por masías", asegura el estudioso.

Estas circunstancias sitúan a Teruel como un "núcleo importante" cuando se trata de masías fortificadas. Y es que las de la provincia, como especifica Ibáñez, tienen unas "características diferenciadas". Además, pueden entenderse como un "eslabón" intermedio porque se considera que son la raíz de las masías fortificadas valencianas.

La edificación del centenar de masías fortificadas de la provincia se realizó en un "proceso largo en el tiempo" y se distinguen varias etapas. Las primeras se corresponden con una época temprana en la que se situaban sobre "antiguas alquerías musulmanas". Después, Ibáñez denomina un periodo clásico entre el siglo XIV y XVI, la que sería la época dorada para estas fortificaciones porque se define el que sería "su prototipo" a nivel de diseño y uso. Le sigue un tercero periodo como es la Edad Moderna en la que se pierde ese "componente defensivo". Por último, las de carácter historicista, de las que "hay muy pocas" y datan de fechas recientes.

La Torre Piquer, una masía fortificada de Berge.
La Torre Piquer, una masía fortificada de Berge.
Javier Ibáñez

Esta categoría de masías fortificadas está recogida como Bien de Interés de Cultural, lo que le otorga el máximo grado de protección patrimonial. A pesar de ello, Ibáñez reconoce que en muchos casos están totalmente "olvidadas y descuidadas".

Aunque todas las masías fortificadas tenían, inicialmente, como función ser el centro de una explotación agropecuaria, son numerosos los ejemplos de adaptación de estas construcciones para su uso turístico. Ocurre con la torre de Monte Santo de Villarluengo, el Mas de Aragonés en Peñarroya de Tastavins, la torre del Marqués de Monroyo, la masía de la Torre de Mora o la Torre del Visco en Fuentespalda.

Libro divulgativo

El catálogo provincial es parte del trabajo de investigación que Javier Ibáñez comenzó en 1984 y que ha culminado en la publicación del libro ‘El más fortificado de Gúdar-Javalambre. En el contexto turolense y peninsular’. Junto a otros autores, en este volumen hace un repaso de las masías fortificadas de la provincia con lo que espera alertar del valor de este patrimonio arquitectónico y de su progresiva "extinción".

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