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Las últimas lluvias en Teruel frenan una sequía que ya ha matado más de 15.000 pinos

Aspecto de la ladera de un monte de Villahermosa del Campo, con decenas de árboles secos.
Aspecto de la ladera de un monte de Villahermosa del Campo, con decenas de árboles secos.
Servicio Provincial de Medio Ambiente/DGA

El agua caída con la cadena de tormentas registrada en la provincia de Teruel en lo que va de junio ha interrumpido una intensa sequía que comenzó en la primavera de 2022 y que está afectando a las masas forestales de seis de las 10 comarcas. Aunque ha habido periodos anteriores con déficit de lluvia, a este se suman ahora, según los expertos, los efectos de un clima marcado por olas de calor nunca vistas.

Los daños más notables se han detectado en el monte ‘La Rebollosa’, en el municipio de Villahermosa del Campo, donde el 70% de los pinos silvestres con que se repobló en 1980 una zona de 35 hectáreas, unos 15.000 ejemplares, han muerto. La cifra corresponde al pasado mes de marzo y podría haber aumentado en la actualidad, pues abril y mayo fueron secos.

Así lo explica el ingeniero forestal del Servicio Provincial de Medio Ambiente de la DGA en Teruel, Felipe Rosado, quien señala que, aunque en menor medida, también se han secado árboles en otros municipios. En Allueva, Fonfría, Torrecilla del Rebollar, Lanzuela, Cucalón y Bádenas, que al igual que Villahermosa del Campo pertenecen a la comarca del Jiloca, se han detectado daños en masas naturales y en pino silvestre de repoblación, lo mismo que en Fuenferrada, en la comarca Cuencas Mineras.

En Sarrión, Manzanera y Nogueruelas, en la zona de Gúdar-Javalambre, ha habido afección en encinas y pino rodeno. En Valdealgorfa e Híjar, en las comarcas del Bajo Aragón y Bajo Martín, respectivamente, se han secado pequeños corros de pino carrasco, a pesar de que esta especie se adapta mejor que otras a la sequía y es capaz de resistir sin agua casi seis meses. En Gargallo y Estercuel, en la zona de Andorra-Sierra de Arcos, hay daños en masas de pinos naturales y repobladas.

Mejorar la gestión

Rosado sostiene que es necesario "invertir en la gestión de los montes" para ayudar a las masas forestales a resistir estos episodios de sequía. Entre las medidas, figura el aprovechamiento maderero, que rebaja la densidad de árboles reduciendo así la competencia por el agua. En aquellas zonas de repoblación, el ingeniero apuesta por "naturalizar" el bosque, haciendo que los árboles plantados convivan con especies propias de la zona, algo que "aumenta la resiliencia de las masas".

Pinos de repoblación en Teruel afectados por estrés hídrico.
Pinos de repoblación en Teruel afectados por estrés hídrico.
Servicio Provincial de Medio Ambiente/DGA

Desde el Servicio de Medio Ambiente de la DGA confían en que las últimas tormentas logren aliviar los síntomas de decaimiento que presentan varias especies arbóreas en distintos puntos de la provincia. No obstante, si el verano, que acaba de comenzar, es seco y caluroso, las masas forestales seguirán afectadas por estrés hídrico. Septiembre será el mes que permitirá hacer un diagnóstico preciso del estado de los bosques turolenses.

Tras un invierno y una primavera excesivamente secos, junio ha traído a la provincia un episodio de abundantes precipitaciones. Según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), ya es el mes más lluvioso en la capital turolense desde 1986 –cuando se inician los registros–, con 152 litros por metro cuadrado, de los que 52 cayeron en una tarde. En Griegos han caído este mes 129,4 litros por metro cuadrado, junto a los 130 de Orihuela del Tremedal, los 118 de Royuela, los 116,6 de Loscos, los 85,8 de Torremocha o los 95 de Calamocha, entro otros.

El Servicio Provincial de Medio Ambiente de la DGA gestiona ahora la retirada de madera de los pinos silvestres repoblados que se han secado en Villahermosa del Campo. Esta especie de árbol es la que más sufre en la provincia de Teruel, pues no aguanta la sequía estival, ya que de junio a septiembre necesita de 75 a 100 litros por metro cuadrado. La situación de cambio climático que se registra, con olas de calor y veranos muy amplios en cuanto a ausencia de precipitaciones, le está perjudicando.

Los bosques turolenses ya sufrieron daños por sequía de 1983 a 1985, cuando se produjo un episodio de ausencia de lluvias. Entre 1992 y 1996 el fenómeno se repitió, al igual que de 2000 a 2002. Posteriormente, ha habido años secos, como 2009, 2012, 2015, 2017, pero sin continuidad.

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