Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Crisis de biodiversidad

Menos pájaros y más dificultades para criar esta primavera

Esta primavera, el calor adelantado dificulta la reproducción de las aves, cuyas poblaciones van a menos en toda Europa. Es también el caso del aguilucho cenizo, Ave del Año.

Macho de aguilucho cenizo, en vuelo sobre los campos de cereal donde cría
Macho de aguilucho cenizo, en vuelo sobre los campos de cereal donde cría
Eduardo Viñuales

Lleva desde que tenía 15 años –y tiene 56– recorriendo paisajes, "primero en bici, después en moto y luego en coche, viendo pájaros, y lo noto claramente: cada año van a menos las poblaciones". Acostumbrado en otras épocas a ver por miles los escribanos palustres y trigueros en los carrizales, "esos espacios que buscan para dormir y que han ido desapareciendo, ahora ves unos cientos". Echa también de menos a las antaño nutridas colonias de golondrinas: "Hay muchas menos que años atrás, yo no sé si será la sequía, la escasez de barro para hacer sus nidos, la falta de insectos..., pero se ha reducido la población".

José Damián Moreno es Agente de Protección de la Naturaleza (APN) del Gobierno de Aragón, coordina la zona del Somontano de Barbastro, y lleva desde 1985 trabajando para proteger especies como el aguilucho cenizo, un ave con la que se siente tan conectado que su propio correo eletrónico contiene su nombre científico: Circus pygargus. Aquel año 85 encontró el primer nido pillado por una cosechadora. Fue en Ilche y "aquella imagen de los pollitos muertos, aplastados, me llegó al corazón; desde entonces he hecho todo lo posible por salvarlos", como parte de su trabajo y también como empeño personal. Hace años, entre el Somontano y el Cinca Medio "podíamos hablar de entre 12 y 15 parejas de aguilucho cenizo al año", este 2023, únicamente han localizado un par de parejas en todo el Somontano. Una vuela entre Fornillos y Permisán; la otra, entre Laluenga y Laperdiguera. "Aún no hemos encontrado el nido". 

"Los mineros salían pitando cuando el pájaro que llevaban en una jaula para detectar el grisú se moría. A nosotros, se nos muere el pájaro de nuestra vida, pero no hacemos nada por cambiar"

Es consciente de que hay infinidad de factores que influyen en la reducción de las poblaciones de aves. "Hablamos del cambio climático, que está ahí, pero no hay que olvidar los cambios en la agricultura, los tendidos eléctricos...". Cuando va a dar charlas a los coles, recuerda a los niños cómo salían pitando los mineros cuando el pájaro que llevaban en una jaula para detectar el grisú se moría. "A nosotros, se nos muere el pájaro de nuestra vida, pero no hacemos nada por cambiar", les dice.

La agricultura intensiva es la causa principal del descenso de pájaros en Europa. En los últimos 40 años, las poblaciones de aves han caído de media un 25%

Lo que los naturalistas pueden observar con sus ojos lo corroboran los últimos estudios científicos. Un trabajo internacional con participación española muestra que, en Europa, hay un 25% menos de pájaros que hace 40 años. El análisis alcanza a 170 especies de aves comunes, que han sido observadas en más de 20.000 lugares de 28 países europeos durante 37 años. Publicado en la revista ‘PNAS’, ha sido liderado por la Universidad de Montpellier y han participado en él el Centro de Investigaciones Ecológicas y Aplicaciones Forestales (CREAF) y el Instituto Catalán de Ornitología (ICO). 

En busca de las causas de este importante descenso en las poblaciones de aves del continente, la agricultura intensiva aparece como la principal responsable. De hecho, el declive se acerca al 60% en el caso de las especies propias de terrenos agrícolas. Según Stanislas Rigal, investigador de la Universidad de Montpellier y autor principal del trabajo, "los resultados no dejan lugar a dudas, no se trata de un problema local, los efectos perjudiciales de grandes cultivos, fertilizantes y pesticidas se extienden en toda Europa. Necesitamos acelerar la regulación de las prácticas agrícolas e implementar modelos más sostenibles". 

En cada país, los pájaros han ido desapareciendo de manera diferente. Todo depende del tipo de prácticas. En la cuenca mediterránea, contribuyen cuando se conserva un paisaje agrícola en mosaico, con márgenes vegetales y de piedra y cultivos combinados con hábitats naturales. "Esta característica de algunas zonas agrícolas españolas ha ayudado a amortiguar la pérdida de aves", explica Sergi Herrando, investigador del Creaf, del ICO y del European Bird Census Council y uno de los coautores del artículo. Cuando los monocultivos generan paisajes homogéneos y desaparece la diversidad de vegetación, las aves no pueden nutrirse de plantas y frutos variados o buscar refugio.

Entre las más afectadas por la agroganadería y silvicultura intensivas se encuentran algunas de las especies de aves más comunes. Han descendido de manera drástica las poblaciones de sisón común, perdiz roja, aguilucho cenizo o codorniz común

Desde SEO Birdlife, Nicolás López-Jiménez, responsable del Programa de Conservación de Especies, apunta, en declaraciones recogidas por el Science Media Center, que, en España, entre las más afectadas por la agroganadería y silvicultura intensivas se encuentran "algunas de las especies de aves más comunes, que han visto cómo descendían sus poblaciones de manera drástica. Es el caso del sisón común, la perdiz roja, el aguilucho cenizo o la codorniz común". Estudios como este son "realmente necesarios para demostrar cómo la evidencia científica nos muestra que nos enfrentamos a una grave crisis de pérdida de diversidad biológica, que trasciende cualquier otra crisis provocada por los humanos y que podría tener consecuencias muy graves y mucho más a corto plazo que la crisis provocada por el calentamiento global", considera.

"La evidencia científica nos muestra que nos enfrentamos a una grave crisis de pérdida de diversidad biológica, que trasciende cualquier otra crisis provocada por los humanos y que podría tener consecuencias muy graves y mucho más a corto plazo que la crisis provocada por el calentamiento global"

Son cuatro las presiones humanas que han motivado este declive de las poblaciones de aves: a la extensión de monocultivos intensivos en la agricultura le siguen en la lista de causas el cambio climático, la urbanización y los cambios en el paisaje forestal. Una agricultura más intensiva conlleva más fertilizantes y más pesticidas en el medio y, por lo tanto, menos insectos y otros invertebrados del suelo, alimento esencial de tantos pájaros. "Esto se observa especialmente en la época de cría cuando los polluelos necesitan mucha proteína", comenta Lluís Brotons, investigador del CSIC en el CREAF y otro de los coautores.

José Damián Moreno comenta que las aves granívoras, que también comen piedrecitas para triturar el grano en la molleja, pueden acabar con el buche lleno de bolitas de abono. Especialmente nocivo es el caso de las semillas blindadas, que llevan incorporado el tratamiento pesticida antes de su siembra. Al acumularse las sustancias tóxicas en su organismo, los pájaros que las ingieren pueden llegar a morir o, como mínimo, ven cómo descienden las probabilidades de supervivencia de su descendencia porque "la cáscara de los huevos es más fina y los pollos nacen con menos defensas y muchos acaban muriendo".

El calor extremo adelantado y la falta de lluvias ha dificultado la reproducción de las aves que, como las golondrinas y aviones, necesitan barro para construir sus nidos

Primavera adelantada

Esta primavera anómala, con altas temperaturas adelantadas y fuerte sequía, está cambiando los hábitos de reproducción de muchas especies. "Algunas la han adelantado, es el caso de aves acuáticas como los patos o de limícolas, que vemos en las orillas de los ríos alimentándose de limos, como el chorlitejo chico; también rapaces nocturnas como el búho real tienen ya los pollos de mayor tamaño que otros años", repasa Moreno. Por su parte, especies migratorias como las golondrinas han empezado a reproducirse más tarde y todo ha sido más cuesta arriba. El calor extremo adelantado y la falta de lluvias dificulta la reproducción de las aves que, como las golondrinas y aviones, necesitan barro para construir sus nidos. Un nido completo de avión común puede requerir más de 2.500 bocados de barro, para lo que la pareja puede llegar a realizar más de 5.000 viajes entre el lugar donde encuentra el barro y el lugar de construcción del nido.

Pero también hay casos extremos: algunas parejas no llegarán a reproducirse y esto es especialmente grave cuando se trata de especies amenazadas, como el quebrantahuesos. "Este año –cuenta Moreno– hay pocas unidades de reproducción que avancen; se trata de una especie que suele empezar a incubar en el Pirineo muy pronto, en diciembre o enero, y el calor que ha hecho, en momentos en que otros años estaba todo nevado y había temperaturas bajo cero, no va bien, se va a perder una puesta".

Cambio sobre cambio

El cambio climático conlleva otros cambios, entre otros muchos, de comportamiento. Las aves migratorias llegan antes a sus zonas de reproducción y, en respuesta a las altas temperaturas, los huevos de muchas puestas eclosionan antes de hora. Pero ¿cómo está afectando al número de descendientes?

Un metaanálisis llevado a cabo por un centenar de científicos de todo el mundo, entre ellos investigadores del Instituto Pirenaico de Ecología (CSIC), confirma que el cambio global está impactando sobre el éxito reproductivo de las aves, pero no todas las especies se ven afectadas de la misma manera

El aumento de la temperatura global del planeta ha afectado negativamente a la producción de crías en las aves migratorias y de gran tamaño, mientras que las especies pequeñas y sedentarias parecen beneficiarse. Todo parece indicar que las aves no migratorias y de cuerpo pequeño podrían adaptarse mejor a las perturbaciones ecológicas derivadas del cambio climático, mientras que la supervivencia de las poblaciones de aves migratorias de gran tamaño podría verse seriamente comprometida conforme aumente la temperatura. 

La lista de especies con las mayores disminuciones en la producción de crías incluye al aguilucho cenizo y la cigüeña blanca (grandes y migratorias), al quebrantahuesos (grande, no migratoria) y a los aviones comunes (pequeños, migratoria). Por el contrario, especies como el gavilán, el torcecuello, los papamoscas y las currucas parecen mostrar tendencias positivas de producción de descendencia según aumenta la temperatura media del planeta.

Estos efectos ya se ven venir. Sobre el terreno, Luis Tirado, biólogo y delegado de SEO Birdlife en Aragón, percibe que esta primavera "está todo muy adelantado y la reproducción de las aves se va a resentir; aunque todas intentan criar, les va a costar más sacar a su prole adelante, lo notaremos al avanzar la primavera: el número de pollitos va a ser sustancialmente menor". Algo le preocupa en especial: "Este año, debido a la sequía, el cereal tiene muy poca altura y poca densidad, y puede que sea un desastre ecológico el bajo éxito de reproducción de todas las aves agrícolas", es decir, además del aguilucho cenizo, perdices, codornices, calandrias, alondras..., "todas las que crían en el cereal tienen menos probabilidad de sacar prole adelante. No ha acabado el año, pero el cereal no va a crecer más. Estos años lo pasan mal".

Ave del Año 2023

Tras recorrer más de 3.000 kilómetros, el aguilucho cenizo, que fue elegida Ave del Año 2023 por votación popular, viene en primavera desde África a la península ibérica a reproducirse y se marcha a finales de verano. Cría en el suelo, dentro del cultivo, "realmente no hay nido, es un hueco en el cereal –explica Tirado–, depende de que haya cereal para esconder los huevos y pollos de los depredadores; muchos individuos, si no ven suficiente cobertura de cereal, no habrán ni intentado criar o sus puestas habrán sido depredadas".

Una cosechadora avanza hacia el nido de aguilucho cenizo.
Una cosechadora avanza hacia un nido de aguilucho cenizo.
José Damián Moreno

Cuando se ve volar a la hembra -parduzca para mimetizarse con el suelo– y al macho –de plumaje gris–, en un vuelo a ras del cereal muy característico, con las puntas de las alas dirigidas hacia arriba, formando una V abierta, están buscando dónde instalarse para criar. Estos días, Damián Moreno sigue atento el vuelo de las dos parejas que tiene localizadas en el Somontano. "Al ser las únicas que han quedado son un tesoro", afirma. Valioso hoy y mañana, porque se trata de una especie filopátrica, que regresa a la zona de cría. "De perderse las puestas, no habrá juveniles que, en estado adulto, vuelvan a la zona", explica. Si da con el nido, hablará con el propietario del campo para que deje un pequeño corro sin cosechar y colocará un vallado de protección frente a predadores, ovejas y perros. Las campañas llevadas a cabo en el pasado activaron la colaboración de los agricultores para proteger una especie que elimina grandes cantidades de topillos, ratones, langostas, pequeños reptiles y aves granívoras, sus presas habituales.

Esta rapaz migradora estival, frecuente en los campos cerealistas de Castilla y León, Castilla-La Mancha, Andalucía y Extremadura desde principios de marzo, sufre un gran declive en ambientes agrícolas. Según el último censo realizado por SEO Birdlife, España acoge unas 4.269-5.360 parejas, lo que supone un descenso de entre el 23% y el 27% en diez años. Está catalogada como Vulnerable en el ‘Libro Rojo de las Aves de España’ y en el ‘Catálogo Español de Especies Amenazadas’. 

Mapa de la distribución del aguilucho cenizo en España.
Mapa de la distribución del aguilucho cenizo en España.
SEO Birdlife

En Aragón, el aguilucho cenizo es una especie escasa en un momento crítico de conservación. Los últimos datos (de 2006 porque para el censo más reciente, de 2017, la Comunidad no realizó muestreos) se estimaban entre 175 y 247 parejas. Actualmente, los APN del Gobierno de Aragón están haciendo un nuevo censo de la especie que se espera que refleje un claro retroceso poblacional.

"Hay quien dice ‘los pájaros no son tontos, si es difícil vivir aquí, ya volarán a otro sitio’, parece que no se le da importancia a que desaparezca una especie, pero es un eslabón de una cadena que se rompe–destaca Damián Moreno–, todo está relacionado". Y precisamente las aves son un indicador de la salud de todo el ecosistema. Por eso los 967 socios de SEO Birdlife en Aragón y los miles de voluntarios que se suman a sus acciones trabajan por la conservación. La toma sistemática de datos señala a los hábitats ligados a las zonas agrícolas como los de más precario estado de conservación. 

"Los agricultores del secano rabioso o los ganaderos de extensivo son agentes imprescindibles para conservar la biodiversidad", resalta Tirado. El 27 de mayo, hay cita en el embalse del Pas, en Belver de Cinca, para ayudar a hacer el censo coordinado de aves acuáticas reproductoras. Y si queremos hacer una humilde aportación, "en una primavera en que es sobrecogedor ver las balsas secas como la mojama", es sencillo dar de beber a la fauna dejando en ventanas, terrazas o jardines, en un recipiente adecuado y accesible para las aves, como un simple plato de maceta, un poco de agua.

El herrerillo común se caracteriza por sus patrones de color azul, verde, amarillo y blanquinegro.
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Menos color

Si un ave luce rasgos vistosos, es una señal que proclama a los cuatro vientos su buena salud y condición física. Sin duda alguna, además, porque solo los individuos de más alta calidad serán capaces de dedicar energía a producir los ornamentos más llamativos. Como los costes de producción de estos ‘extras’ de imagen, decisivos para la elección de pareja, varían en función de las condiciones ambientales, se están investigando los efectos del cambio climático sobre los ornamentos. Así, los pequeños herrerillos comunes del sur de Francia, estudiados durante más de 15 años, en veranos más calurosos y secos presentan coloraciones menos vistosas, tanto en su corona azul como en su pecho amarillo. El cambio climático podría estar robando el color a las aves.

Ave cantando
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Más silencio

Con el descenso de las poblaciones de aves la naturaleza se vuelve más homogénea y silenciosa. Un estudio constata el deterioro crónico de la calidad de la banda sonora de la naturaleza en Norteamérica y Europa en las últimas décadas. Los lugares donde más baja la diversidad e intensidad acústica se corresponden con menor abundancia y riqueza de especies.

Adiós a la cuarta parte de los pájaros en Europa

  • En los últimos 40 años, se han reducido en Europa las poblaciones de aves un 25% de media. La cifra se acerca al 60% en las especies propias de terrenos agrícolas.
  • ​El aumento de temperatura ha supuesto una pérdida del 40% de las poblaciones de aves propias de ambientes fríos y un 18% de hábitats cálidos.
  • ​Los pájaros en zonas urbanas –donde cada vez hay menos zonas verdes y más edificios– han disminuido un 28%.
  • ​Pese al aumento de cubierta forestal en Europa durante los últimos años, los pájaros típicos de bosque han decrecido aproximadamente el 18%. Esto se explica porque los nuevos bosques tienen menos calidad, es decir, han perdido árboles centenarios y la fauna y flora se ha simplificado.
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