Realojadas en pisos ocho familias que vivían en el edificio que se derrumbó en Teruel

Los afectados recuerdan que un total de 23 unidades familiares precisan de reubicación.

Los escombros de la finca 21 han perforado la medianera del número 23 penetrando en un piso.
Los escombros de la finca 21 han perforado la medianera del número 23 penetrando en un piso.
Antonio García/Bykofoto

Ocho de las 23 familias desalojadas el pasado martes por el derrumbe de la finca que ocupaba el número 21 de la calle San Francisco de Teruel han sido ya realojadas por el Ayuntamiento de forma estable en otros tantos pisos. Las viviendas para reubicar a las personas que fueron evacuadas del inmueble minutos antes de que se derrumbará sin causar daños personales fueron aportadas por la DPT y el resto, alquiladas por el Consistorio.

Las familias reubicadas en los ocho pisos habían sido alojadas provisionalmente en el albergue de Cáritas de San Nicolás de Bari y en hoteles al carecer de cualquier alternativa residencial, mientras que el resto de evacuados optaron por otras soluciones, como alojarse con amigos o familiares. Las 23 familias que se han quedado temporal o definitivamente sin la casa en la que vivían se reparten entre 18 del número 21 -15 familias propietarias y tres de inquilinos-, cuatro del número 19 y una del número 23-.

Desde el Ayuntamiento señalaron que, tras reubicar en la primera ronda a ocho familias sin casa -otras dos, formadas por un solo individuo, han desistido de reinstalarse en pisos-, proseguirá la labor hasta proporcionar una residencia estable a las 23 familias sin hogar. El realojo a través del Ayuntamiento es por un plazo inicial de seis meses. Una fuente municipal señaló que los vecinos necesitados de realojo urgente oscila porque algunos que, inicialmente, se instalaron con amigos y familiares precisan ahora de una solución residencial estable.

La alcaldesa, Emma Buj, señaló que antes de proceder a ninguna reubicación los servicios sociales visitan los lugares de destino para asegurarse de que reúnen las condiciones adecuadas «para cada tipología familiar». Buj señaló que todavía no hay fecha para iniciar el desescombro del número 21, una labor que servirá para conocer las causas del colapso del edificio.

El portavoz de los damnificados del número 21, Javier Carbó, pidió una solución «rápida» para las 23 familias que se han quedado sin sus domicilios con el objetivo de «normalizar» su vida al máximo, aunque reconoció que ya «se dan pasos» en este sentido. Carbó demandó un interlocutor en el Ayuntamiento para estar al corriente de forma ágil de todas las novedades respecto al derrumbamiento y sus consecuencias.

Carbó agradeció las muestras de solidaridad vecinales, una de las últimas la organización de un concierto musical que se celebrará el próximo 22 de junio en el auditorio de San Julián coorganizado por la Federación de Asociaciones Vecinales de Teruel.

Donación de Ibercaja

La Fundación Ibercaja entregó este lunes una donación de 10.000 euros al Ayuntamiento «para los afectados por el derrumbamiento», como indicó el director general de la Fundación, José Luis Rodrigo, en el acto de firma de 13 convenios de colaboración con otras tantas oenegés para desarrollar proyectos sociales. Rodrigo explicó que, con la donación, la entidad financiera quiere «estar con las personas cuando más lo necesitan». Recordó que desde que se divulgó la «fatídica noticia» contacto con el Consistorio para ofrecer su «inmediata» ayuda para los damnificados. Buj agradeció la colaboración de Ibercaja.

Un boquete de 10 metros cuadrados en el salón de la vivienda contigua

El hundimiento del bloque de viviendas del número 21 de la calle San Francisco causó serios desperfectos en las dos fincas colindantes, sobre todo en el número 19, pero también en el 23, donde el impacto de los escombros perforó la medianera abriendo un boquete de 10 metros cuadrados en el salón de un piso que linda con el edificio desaparecido. Cuando se produjo el colapso, los ocupantes de la vivienda estaban en el trabajo pero, cuando pudieron regresar momentáneamente dos días después, vieron como los cascotes habían invadido su comedor tras reventar el muro de ladrillo que lo separa del número 21 arrasando con el mobiliario.

Los propietarios del piso siniestrado, que se han tenido que trasladar a otra vivienda de su propiedad en la ciudad, han detectado, además, que la lengua de escombros avanza lentamente hacia el interior del piso. La casa de momento es inhabitable, al igual que los otros 10 pisos de la finca 23-25 que están orientados hacia el número 21. Los residentes en el piso invadido por los cascotes manifestaron su agradecimiento al Ayuntamiento, a los bomberos y a la Policía Local por su disposición a ayudarles. Pudieron entrar el pasado día 15 para recoger ropa y los enseres que precisaban. Solo fue una visita de 10 minutos, que les sirvió para comprobar el alcance del destrozo causado por la precipitación de escombros.

La dueña de otro de los pisos que siguen vacíos en el número 23-25 explicó que en su casa no se puede entrar porque la pared soporta la presión de la montaña de escombros del solar vecino. Otra de las vecinas que sigue desalojada manifestó su temor a regresar hasta que se complete el desescombro de la finca adyacente o hasta que se confirme que la operación no comportará ningún riesgo para el número 23.

El resto de pisos del bloque 23-25, desalojado al completo el pasado martes, pudieron ser reocupados tras constarse la seguridad estructural del edificio. 

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