Teruel

Paredes de piedra, el legado de un turolense apasionado por la cantería

Eugenio Salvador dedicó parte de su vida a su gran afición, modelar sillares. Tras su muerte hace dos años, su hija y su viuda iluminan su recuerdo

Tomasa Pastor, viuda de Eugenio, muestra uno de los trabajos del artesano de la piedra, los zócalos que decoran tres viviendas del barrio turolense de La Fuenfresca.
Tomasa Pastor, viuda de Eugenio, muestra uno de los trabajos del artesano de la piedra, los zócalos que decoran tres viviendas del barrio turolense de La Fuenfresca.
Heraldo

Eugenio Salvador se dejó las manos entre el cincel y el martillo, las herramientas que utilizó para labrar bloques de piedra y sacar a la luz toda la belleza de este material como elemento de construcción. La cantería fue su gran pasión y a ella dedicó cuantos ratos libres le dejó la vida y su trabajo como vigilante de las instalaciones de televisión en la cumbre de Javalambre.

Muy conocido en Teruel, el legado de este artesano de la piedra que nunca buscó el reconocimiento social puede verse en varios puntos de la ciudad. En uno de los lados de la Cuesta del Carrajete siguen erguidos y como si el tiempo no hubiera pasado por ellos algunos de los muros que hace más de una década levantó con sillares irregulares, formando sólidos y decorativos mosaicos pétreos. Una de estas paredes, que contiene el empuje de un terraplén de la zona de Los Aljezares, mide más de 20 metros de largo y tres de alto. Lo levantó voluntaria y altruistamente, para embellecer el lugar y dar salida a su afición.

 Dos años después de su muerte, su hija, Eugenia Salvador,  y su viuda, Tomasa Pastor, quieren iluminar su trabajo. "Conseguía dejar la superficie de la piedra lisa y uniforme y construía muros que, pasados los años, están como nuevos", destaca Eugenia. "Creo que no hay en ningún otro lugar un trabajo en piedra tallada como el que hizo mi padre y eso es algo que queremos poner en valor", afirma la hija de este artesano.

Su habilidad con la piedra le valió que algunos particulares le encargaran la elaboración de zócalos y elementos constructivos y decorativos para las fachadas de las casas. Así queda patente en tres viviendas del barrio de La Fuenfresca, donde la roca beige de Salvacañete (Cuenca) reluce formando rombos y otros motivos geométricos. No siempre utilizó materia prima de la vecina provincia conquense. También trajo piedra oscura de la localidad turolense de Bronchales que modeló con gran arte y esfuerzo.

El historiador y cronista oficial de la ciudad de Teruel, Vidal Muñoz, destaca el trabajo artesanal que realizaba Eugenio Salvador. "Habría podido competir en maestría y pericia con los canteros de la Edad Media, que, muy orgullosos, firmaban su trabajo con marcas en cada uno de los sillares que tallaban para levantar los muros de los castillos, palacios e iglesias", explica. 

Tomasa Pastor, junto a su casa, donde Eugenio decoró con piedra pilares y otros elementos constructivos.
Tomasa Pastor, junto a su casa, donde Eugenio decoró con piedra pilares y otros elementos constructivos.
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Muñoz sostiene que la industrialización de la construcción ha eclipsado a artesanos como Eugenio Salvador, "con una gran habilidad para el manejo y el modelado de los bloques de piedra".

Eugenio Salvador pasaba horas enteras en la zona de la Cuesta de Carrajete, donde vivía, puliendo y dando forma a los sillares, envuelto en una nube de polvo que acabó por pasarle factura. "Llevaba siempre mascarilla, pero aún así su afición por trabajar la piedra aceleró su muerte, pues le afectó a los pulmones", recuerda Eugenia. "Era consciente de que se dejaba allí la vida, pero era feliz", añade.

La tradición de tallar a mano la piedra que tanto conocía Eugenio Salvador no ha encontrado relevo generacional en su familia, pues ninguno de sus descendientes continúa con este trabajo artesanal.

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