Los mayores de Teruel calientan motores para las fiestas con una suculenta merienda

Los mayores de Teruel no faltaron este lunes a la merienda que les ofreció el Ayuntamiento para abrir boca ante la inminente llegada de la Vaquilla. Tras dos años en blanco por la pandemia, el acto congregó a más de 1.000 jubilados en el Frontón Pinilla que degustaron con buen apetito los 50 kilos de embutido y otros tantos de empanada que se sirvieron en las mesas, además de patatas fritas, hojaldres salados y aceitunas, todo ello acompañado de vino, refrescos y agua.

"La dieta la dejamos para otro día. Hoy es momento de alegría y de disfrutar de la vida, sobre todo, después de lo que hemos pasado el colectivo de mayores por culpa de la pandemia", dijo con espíritu festivo María Dolores Seró, una de las comensales.

Jorge Escudero

El aperitivo estuvo organizado por el restaurante El Milagro, cuyo gerente, Pedro Tortajada, no ocultó su satisfacción por el regreso de esta actividad. "Estoy muy contento de atender a la gente mayor y he preparado las viandas con todo mi afecto; se lo merecen después de lo vivido", subrayó el hostelero, quien agregó que el sector "necesitaba que las fiestas volvieran, tras dos años sin apenas actividad".

Tomás Lafuente, otro de los convidados, estimó que la merienda estuvo "muy buena y abundante", mientras que su amigo, José Luis Palomar, valoró que "es una alegría muy grande poder juntarnos todos otra vez". Cerca de ellos, Antonio Marco lo tenía claro: "Hoy no existe el colesterol ni la tensión, hoy hay que disfrutar de los alimentos". Todos los asistentes recibieron como regalo un pañuelo rojo vaquillero.