Vuelta a casa en la residencia de Burbáguena

Los residentes, aliviados por la vuelta a la normalidad tras ser evacuados por el incendio que empezó en Castejón.

Los ancianos de la residencia de Burbáguena regresan tras el incendio
Los ancianos de la residencia de Burbáguena regresan tras el incendio
Jorge Escudero

La residencia de la tercera edad de los Franciscanos de la Cruz Blanca de Burbáguena recuperó este miércoles la normalidad con el regreso de los 80 residentes que fueron evacuados el pasado lunes a raíz del incendio forestal desatado en la vecina localidad de Castejón de Tornos. El traslado de vuelta, que empezó a las 13.00, se prolongó durante toda la tarde. El grueso de la operación corrió a cargo de tres vehículos de la Cruz Roja con seis voluntarios, pero también participaron los coches de familiares que se llevaron a sus casas a algunos ancianos. El superior de la comunidad franciscana del centro se felicitó por haber recuperado la "normalidad" tras el desalojo por el fuego.

Los residentes mostraron su alivio al regresar al geriátrico después de su precipitada salida del lunes, aunque algunos reconocieron su nerviosismo por las idas y venidas de los últimos días. Los familiares agradecieron la eficacia del operativo de evacuación y el trato recibido en las residencias de destino, dos de ellas en Calamocha y una en Gea de Albarracín.

El hijo de uno de los evacuados reconoció al devolver a su padre que la salida fue un tanto "traumática", porque cuando llegó a la residencia los ancianos estaban ya en el pabellón municipal y el entorno del geriátrico "estaba lleno de humo". Añadió que hubo nerviosismo en la partida.

Una residente, Dora Domingo, afirmó que su hija, Dora Peiró, pasó más miedo que ella misma por el incendio. De regreso, reconoció su estrés por "el ajetreo del traslado". Su hija recordó haber quedado "impresionada" cuando, la noche del lunes, al recoger a su madre "todo estaba lleno de humo y se veía un resplandor naranja tras el pueblo a causa del fuego". Las hermanas de una residente evacuada a un geriátrico de Calamocha afirmaron que la atención recibida fue "de maravilla" y los traslados estuvieron "bien organizados".

Marina Cebrián, que regresó desde la residencia de los Franciscanos de la Cruz Blanca de Gea, tenía ganas de volver a su habitación de Burbáguena, en la que siente como "una reina". Afirmó que a ella y a sus compañeros de traslado les trataron "muy bien" en Gea. Aunque afirmó no haber pasado miedo con el incendio, admitió que, con los nervios, le "dio por hablar y decir tonterías".

Decisivos para salvar la residencia de las llamas fueron seis amigos -Pedro Martín, Valentín Tudor, Ciprián Machedón, Rubén Teller, David Peribáñez y Adrián Peribáñez-, que, equipados con un tractor y herramientas de mano, improvisaron un cortafuegos labrando un campo de cereal a punto de cosechar para cortar el paso del fuego hacia el geriátrico.

Pedro Martín, de Báguena, no se lo pensó dos veces cuando le avisaron de que el incendio rondaba la residencia de Burbáguena. Con su tractor New Holland 7050 -averiado a raíz de la intervención- equipado con un cultivador, enterró el centeno de 1,2 metros de altura para que el fuego no lo pudiera prender. Explicó que, si no hubieran frenado las llamas a un centenar de metros del geriátrico, el bosquete que lo rodea "hubiera ardido" y el mismo edificio hubiera acabado consumido.

Martín decidió intervenir empujado por su experiencia de siete años como bombero forestal. Explicó que combatió las llamas que le rondaban a él y a sus compañeros bajo una humareda irrespirable. Criticó la falta de apoyo del operativo oficial a su esfuerzo para salvar la residencia. 

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