El estudio de materiales de la Cuenca de Teruel aporta claves sobre cambios climáticos de los últimos 8 millones de años

Los cambios en la dinámica de oceánica y atmosférica, en la conexión entre mares y océanos a escala global, y los ciclos orbitales, son algunos de los elementos estudiados más influyentes en los cambios en el clima.

Imágenes de la Cuenca de Teruel donde se ha llevado a cabo el estudio.
Imágenes de la Cuenca de Teruel donde se ha llevado a cabo el estudio.
H. A.

La revista Global and Planetary Change ha publicado recientemente un artículo en el que se demuestra que la conexión entre la dinámica en el Atlántico y el clima en la zona mediterránea occidental existedesde, al menos, el Mioceno (hace 9.8 millones de años). Estas conclusiones se derivan del análisis realizado sobre una serie sedimentaria de más de 200 metros de espesor de carbonatos lacustres de la Cuenca de Teruel, que ha permitido establecer los cambios climáticos entre 9.8 y 1.8 millones de años atrás a distintas escalas.

El estudio, llevado a cabo por investigadores del grupo Geotransfer, de la Universidad de Zaragoza, perteneciente al Instituto de Investigación en Ciencias Ambientales de Aragón (IUCA), supone una importante aportación al conocimiento de los cambios climáticos ocurridos durante 8 millones de años en el interior de la Península Ibérica. Muestra una conexión entre aridez y temperatura en algunas zonas del mediterráneo occidental desde el Mioceno y demuestra la influencia de cambios en la insolación en el clima, con condiciones más secas y más húmedas relacionadas con excentricidad mínima y máxima de la órbita terrestre respectivamente. Del mismo modo, evidencia la influencia que han ejercido desde el Mioceno los cambios en la circulación de corrientes oceánicas del Atlántico norte (AMOC)[1] en el clima del suroeste de Europa, a través de cambios en el transporte de calor y humedad hacia el continente, así como una relación entre temperaturas medias oceánicas superficiales y variaciones en la precipitación-evaporación en zonas continentales.

Los resultados de este trabajo de investigación, basado en el análisis de isótopos de oxígeno en carbonatos lacustres de la Cuenca de Teruel evidencian tres grandes periodos climáticos, pero una importante variabilidad dentro de ellos. Los autores proponen que el cierre de la conexión entre el Océano Pacífico y el Atlántico Central debido a la formación del Istmo de Panamá reforzó desde ~8,6 Ma atrás la sincronía calor/aridez durante etapas de intensificación de la AMOC mediante el desarrollo de un centro más estable de alta presión en el Atlántico que desviaría los westerlies, o vientos del oeste procedentes del Atlántico[2] hacia el norte, aumentando la aridez en el suroeste de Europa. Las condiciones de aridez más extrema se alcanzarían en periodos de AMOC reforzada y excentricidad de la órbita terrestre mínima.

Después del Óptimo Climático del Mioceno (17-14.5 Ma) periodo en el que la Tierra estuvo sometida a temperaturas significativamente más elevadas que las actuales, el clima global experimentó una disminución de la temperatura de 5-6°C. Grandes cambios geográficos y geológicos durante el Neógeno (23 a 2.6 Ma años) tardío modificaron el sistema climático hasta alcanzarse la configuración actual. Algunos de estos cambios son: la elevación de cadenas montañosas (Himalaya, Cárpatos, Alpes o Pirineos, entre otras), una nueva configuración de la circulación oceánica con modificaciones en la conexión de algunos mares y océanos, la aparición del desierto del Sahara, o el establecimiento de hielo permanente en el hemisferio norte. Superpuesto al progresivo enfriamiento a largo plazo, también ocurrieron cambios a menor escala, cuyos efectos locales son menos conocidos, especialmente en áreas continentales donde los registros presentan menor continuidad.

Por ello, las aportaciones de este estudio, un registro continental que da información sobre cambios climáticos a distintas escalas, resultan de gran relevancia para comprender futuras variaciones climáticas, ya que los modelos de circulación global del clima de la Tierra coinciden en que, a diferencia de otras regiones del mundo, en las zonas mediterráneas se producirá una disminución de las precipitaciones con el aumento de las temperaturas. Dado que el oeste Mediterráneo alcanzó su actual configuración geográfica durante el Mioceno, descifrar los cambios en el clima acaecidos desde entonces en esta zona, establecer la variabilidad interna o cuáles son los mecanismos que la controlaron, resultan fundamentales para comprender escenarios futuros.

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