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Repsol retoma los planes para demoler la central de Escucha

El Ayuntamiento descarta la posibilidad de asumir la propiedad para restaurar la planta y utilizarla como reclamo turístico.

La central térmica de Escucha lleva ocho años cerrada.
La central térmica de Escucha lleva ocho años cerrada.
Antonio Garcia/Bykofoto

La empresa Repsol retoma sus planes para la demolición completa de la central térmica de Escucha, cerrada desde 2013. La compañía energética había solicitado en 2020 la suspensión temporal de la tramitación del proyecto de derribo ante el Instituto Aragonés de Gestión Ambiental (Inaga) debido al interés mostrado por el entonces alcalde, Luis Fernando Marín, para conseguir la propiedad de la térmica para su aprovechamiento turístico. Sin embargo, la destitución de Marín a raíz de una moción de censura liderada por sus compañeros del grupo municipal de Ciudadanos y su sustitución por Héctor García, también de la formación liberal, han desactivado el interés municipal por la antigua industria.

Un portavoz de Repsol ha informado de que, ante el cambio de postura del Ayuntamiento, reanuda el trámite para demoler las instalaciones, muy deterioradas ya tras ocho años sin actividad. La misma fuente añade que sigue adelante "el proyecto de demolición", aunque matiza que no se pueden concretar los plazos del derribo.

La empresa propietaria de la central en 2017, Viesgo Generación, planteó un proyecto de demolición parcial, que conservaba parte de las instalaciones para su cesión por un precio simbólico de un euro al Ayuntamiento para su aprovechamiento. Se salvaban de la piqueta un hangar, un edificio de vestuarios, unas oficinas y una nave industrial, pero posteriormente el Consistorio desistió de la cesión por el escaso interés de los edificios a conservar.

El Inaga acordó en 2019 desestimar el proyecto de desmantelamiento parcial y exigir una plan para la "demolición final de la totalidad de la planta". Repsol presentó el proyecto solicitado, pero, a continuación, pidió la paralización del trámite de aprobación ante el Inaga a la espera del resultado de las negociaciones con Luis Fernando Marín para salvar la planta y reaprovecharla como atractivo turístico vinculado al cercano Museo Minero, acondicionado en una antigua explotación subterránea de carbón.

El sucesor de Marín, Héctor García, reconoce que el Ayuntamiento no puede asumir la restauración y explotación turística de la central y se muestra contrario a endeudar el Consistorio para reparar la térmica y abrirla al turismo. "No soy nadie para endeudar al municipio de por vida", señaló García.

El alcalde considera "obvio" que el mantenimiento y explotación de la planta de Repsol es una tarea "excesiva" para las posibilidades del Consistorio de Escucha. Aunque añade que al Ayuntamiento "le gustaría" que se preservará algún elemento constructivo de la central como recuerdo del pasado termoeléctrico de la localidad, reconoce que este objetivo es difícil de conseguir y duda de si queda margen de tiempo para lograrlo.

La central de Escucha, construida en 1969, fue el principal motor económico de la cuenca minera central de la provincia al consumir su producción carbonífera hasta su cierre en 2013, debido a la imposibilidad de adecuarla a las exigencias ambientales. Fue levantada por Fuerzas Eléctricas de Cataluña (Fecsa), pero posteriormente pasó por las manos de Endesa, E.ON, Viesgo y, finalmente, Repsol.

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