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Muere de coronavirus el médico rural turolense José Luis Remartínez

Con su testimonio y su trayectoria, contribuyó a poner en valor la medicina rural de muchos pueblos de Teruel. Hoy sus compañeros le rinden homenaje por su labor de tantos años.

José Luis Remartínez, en el consultorio médico de Ferreruela de Huerva (Teruel), que se encuentra en las antiguas escuelas.
José Luis Remartínez, en el consultorio médico de Ferreruela de Huerva (Teruel)..
P. Berné

El doctor turolense José Luis Remartínez, que se jubiló en 2017 después de toda una vida dedicada a la medicina en el medio rural, ha muerto de coronavirus a los 68 años, dejando un gran vacío en todos los que compartieron momentos con él.

"Nos sumamos al pesar por el fallecimiento de nuestro querido compañero José Luis Remartínez, especialmente en estos momentos en que no es posible acompañar a su familia. Jubilado hace tres años, José Luis fue un ejemplo de la labor que desempeñan los médicos rurales, de su vocación y difíciles condiciones de trabajo”, destacan este viernes desde el sindicato de Médicos de Atención Primaria, que ha compartido en sus redes sociales la entrevista que concedió a HERALDO, hace tres años, con motivo de su jubilación.

"La empatía que tenemos aquí hace que hagamos una medicina diferente. Durante 40 años he tenido calidad de vida y cercanía con el paciente", contaba Remartínez en una de sus últimas jornadas de trabajo.

Este jueves, el añorado doctor de la Comarca del Jiloca fallecía víctima de la pandemia en el Hospital Obispo Polanco de Teruel, a pocos meses de cumplir los 68 años, y tras varios días ingresado en la unidad de cuidados intensivos.

Su compañero de profesión, el doctor Jesús Rodrigo, relata visiblemente afectado cómo todos han sentido mucho su pérdida, y más en las “tristes” circunstancias en las que se ha producido. Según señala, Remartínez comenzó a sentirse mal hace apenas tres semanas. "Él vivía aquí solo en su piso de Calamocha. Tenía muchos amigos, salía y nos veíamos por ahí. Hasta que de pronto aparecen la fiebre y las complicaciones, y como no se le pasaba lo llevaron a Teruel", cuenta Rodrigo, quien confiesa que nunca imaginó que hubiera cogido el "dichoso bicho".

"Él al principio lo achacó a una infección, porque como había ido al dentista pensó que podía estar relacionado. Pero al poco de ingresar se le complicaron las cosas y el pasado sábado lo tuvieron que bajar a la UCI para intubarlo", explica este médico de Calamocha.

En esta localidad turolense, Remartínez era una persona muy querida y admirada por todos. Hoy la tristeza por su fallecimiento es extrapolable a muchos vecinos de la comarca donde durante más de 40 años ejerció con auténtica pasión la medicina. "José Luis era una persona muy abierta y sociable… Siempre contaba alguna historia que hacía reír a sus pacientes. A nosotros, los compañeros, nos ha hecho muchísimo duelo el no poder acompañarlo. Estando en la UCI con la covid no se puede visitar a los enfermos, solo a algunas horas te dan noticias. Lo que más sentimos es eso, que no ha podido estar acompañado por los que lo apreciábamos y pasamos tantos años juntos…", lamenta este médico, que recuerda y recordará siempre a 'El Remar' -como lo llamaban los amigos- con "muchísima admiración y cariño".

"Los problemas rutinarios él los solucionaba con su trato y su manera de vivir"

En la localidad zaragozana de Anento, perteneciente al centro de salud de Báguena, donde también pasó consulta este médico rural, la noticia de su fallecimiento se ha recibido también con mucha "tristeza", y el alcalde comenta que desde que se supo que estaba ingresado, mucha gente de la zona "ha hecho oración" por él.

"Los vecinos se han quedado conmocionados… José Luis era un hombre que solo con el trato te curaba la mitad de los males. Tenía muy buen carácter y se dejaba querer. Simplemente con su forma de tratar, la gente no se acordaba ni de lo que le dolía. Al final no es a lo que uno está acostumbrado... Era el típico médico de familia rural que todos quieren tener", confiesa apenado el alcalde Enrique Cartiel, que se ha puesto en contacto con los concejales de otros municipios del entorno para organizarle un homenaje en los pueblos cuando la situación lo permita.

"No sé cómo lo vamos a hacer, pero si no es ahora, lo haremos a posteriori, porque era y es un hombre detallista, que se preocupaba por sus vecinos y se hacía querer", destaca Cartiel, quien también tuvo trato con el doctor.

"En mi caso -recuerda- a mi madre le dio un ataque al corazón en el huerto y enseguida vino él. Era un hombre que estaba para todo. Yo tengo tres hijos adoptados que de pequeño le hicieron las mil peripecias de escuchar los latidos, cogerle el fonendoscopio... y él con toda la paciencia del mundo les seguía el juego. Era una persona muy cercana, el ejemplo de cómo debería ser la medicina, y más en los pueblos. Problemas rutinarios él los solucionaba con su trato y su manera de vivir", concluye Cartiel. 

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