“Empezamos a oler y a ver humo dentro del vagón; el tren se paró y, a los pocos segundos, vimos al maquinista salir fuera con el extintor”. Javier Navarro, uno de los 40 viajeros que iba anoche en el tren Zaragoza-Teruel cuando se produjo una avería en uno de los ejes que dio lugar a un pequeño incendio en el exterior del automotor, relata que “todo el mundo se asustó”.

“Estábamos parados en medio de la nada, poco después de haber pasado la estación de María de Huerva, era noche cerrada y llegó un momento en que empezaba a hacerse difícil respirar por el humo porque las ventanas solo se podían abrir con una llave”. Aunque todo ocurrió en muy poco tiempo, pues el personal de Renfe ventiló inmediatamente el vagón, algunos viajeros “se quedaron paralizados por el temor a lo que pudiera ocurrir”, explica Navarro, un joven estudiante de Economía en Zaragoza que regresaba a su casa en Teruel para disfrutar del puente festivo de la Constitución.

Una vez sofocado el incendio, y sin que los pasajeros hubieran tenido que bajar del tren, el convoy retrocedió hasta María de Huerva, donde los viajeros tuvieron que aguardar unos 45 minutos a que otro tren procedente de Zaragoza los recogiera y pudiera reemprender el viaje hasta Teruel. La espera fue tan larga porque el nuevo automotor tuvo que esperar para cruzarse con otro tren que venía de Teruel con un retraso de casi una hora por un problema surgido en su recorrido al poco tiempo de haber partido de Valencia.

Finalmente, los viajeros llegaban a Teruel sobre las 00.15, cinco horas después de haber salido de Zaragoza -el tren había partido a las 19.26- y con dos horas de retraso sobre la hora prevista de llegada.

“Todo el mundo habló de poner una reclamación formal por lo ocurrido”, señala Navarro.