Teruel

El derribo de la vieja fábrica textil afectada por las lluvias se prolongará durante una semana

El Ayuntamiento inició ayer la demolición ante el peligro de hundimiento del edificio, de tres plantas y 500 metros cuadrados.

La demolición de la vieja fábrica textil de la calle La Florida del barrio turolense de San Julián se prolongará hasta el próximo jueves después de que ayer por la mañana arrancaran los trabajos con máquinas. Durante todo este tiempo, por seguridad, permanecerá cortado al tráfico rodado y peatonal el carril del vial más próximo al edificio, con dirección estación de tren-San Julián.

El Ayuntamiento de Teruel se ha visto obligado a derruir con urgencia este antiguo inmueble industrial ante el peligro de que la fachada se desplomara sobre la calle tras el temporal de gota fría de los pasados días 18 y 19 de octubre, que dejó en la capital turolense casi 100 litros de agua por metro cuadrado. Debido a las incesantes lluvias, la noche del pasado sábado multitud de cascotes de la cornisa del edificio cayeron a la calle sin que, afortunadamente, se produjeran daños personales.

La factura, al propietario

El Consistorio asume el coste del derribo, pero pasará la factura a la propiedad del edificio, una sociedad empresarial. Fuentes municipales explicaron, no obstante, que hace tiempo que el inmueble está en situación de embargo por una entidad bancaria.

La casa, sin uso desde hace más de 30 años, se encontraba ya en mal estado antes del temporal de octubre. La Asociación de Vecinos de San Julián había denunciado su situación ruinosa y reclamaba su demolición por el peligro que suponía para viandantes y edificios próximos habitados. Además, se tenía constancia de que, en alguna ocasión, grupos de niños entraban al interior de la construcción por la parte trasera para jugar allí.

La zona en la que se encuentra esta antigua fábrica textil en la que antaño se curtían pieles es transitada por una muchedumbre cada 20 de enero con motivo de la hoguera de San Antón que los vecinos de San Julián prenden en un recinto situado justo enfrente.

El derribo, que comenzó sobre las once de la mañana y se interrumpió pasadas las tres de la tarde para reanudarse hoy, se lleva a cabo con grúas con piqueta. Las considerables dimensiones del edificio, de tres alturas y una superficie de 500 metros cuadrados por planta, complican los trabajos de demolición. Los operarios encargados de la actuación trataban ayer de que todos los escombros cayeran dentro del inmueble para evitar daños en la calle o a viviendas próximas.

Vecinos de las casas cercanas aplaudieron el derribo. "Era necesaria una intervención. Aunque ahora tengamos que soportar ruidos durante unos días, se está haciendo lo que era preciso", dijeron.