Peligroso para los peatones, estrecho y un auténtico cuello de botella. Transportistas, conductores de turismos y peatones reclaman una solución ante el mal estado del Puente de Hierro de Valderrobres sobre el río Matarraña, paso obligado para los conductores que van de Alcañiz a Tortosa por la carretera A-231.

Las deficiencias en la infraestructura, inaugurada en 1920, se suceden año tras año y por ello desde la localidad demandan que el Gobierno de Aragón ejecute la variante que planteó en 2007. Se trata de una obra que ya en su día fue calificada por DGA como una de las variantes de ejecución preferente en la provincia de Teruel. Once años después, la actuación continúa en un cajón y tan solo se destinaron 78.000 euros en 2015 para la redacción del proyecto que ya es una realidad.

Pese a la reparación a la que fue sometido el puente hace siete años, en la última inspección que la Dirección General de Carreteras del Gobierno de Aragón llevó a cabo –hace tan solo un mes– en el puente, se detectaron varias filtraciones en distintas grietas de la estructura lo que, explicaron desde dicha Dirección, causa deformaciones en las vigas de acero. En 2016, el paso sobre el río soportó hasta 1.700 vehículos por día, de los cuales 110 fueron pesados. A falta de datos, el aumento de tráfico es más que considerable en los últimos dos años.

Pese a todo, los transportistas temen además que alguna de las periódicas inspecciones a las que está sometido el puente, arroje un resultado desfavorable, lo que obligaría a limitar y reducir el tonelaje máximo permitido para transitar sobre el mismo que, actualmente, es de 40 toneladas. "Este puente supone un auténtico embudo. Especialmente para los que no lo conocen y deben maniobrar por primera vez", explicó César Soriano, presidente de la Asociación de Transportes de Teruel y de la Federación de Transportistas de Aragón.

Los peatones son otro de los colectivos que demandan una solución. La estrechez del Puente provoca que los vehículos  pasen a pocos centímetros de los viandantes, lo que genera que muchos de ellos prefieran cruzar el río por el Puente de Piedra medieval. "Estamos preocupados porque el paso constante de camiones y vehículos causa situaciones de peligro", explicó Carlos Boné, alcalde de Valderrobres.

Las vibraciones que experimenta el puente cada vez que es cruzado por un camión, generan la deformación del asfalto y por ello, periódicamente se debe parchear la zona, añadiendo nuevo asfalto lo que hace acrecentar el peso que soporta el puente. Ante la imposibilidad de que puedan cruzarse dos vehículos, el puente se encuentra regulado por dos señales que otorgan preferencia de paso a los que proceden de Tortosa.

Por todo ello Ayuntamiento, transportistas y empresarios reclaman el desbloqueo de la construcción de la variante de la A-231 en Valderrobres. La circunvalación, viniendo de Alcañiz, partiría a unos 3,5 kilómetros del casco urbano, en una recta. La vía  discurriría por el sur de la localidad y entroncaría con la A-1414 junto al Polígono Industrial y continuaría hasta la carretera de Beceite, en las inmediaciones de la fábrica de piensos de GUCO para incorporarse allí a la A-231. Sería necesario construir un nuevo puente sobre el río Matarraña.

La variante permitiría además eliminar otro de los puntos conflictivos de la localidad. Se trata del cruce de la A-231 con la carretera de Monroyo, la A-1414. Esta zona se regula mediante dos stops y por su estrechez y su disposición en forma de cruz obliga a los camiones a invadir el carril contrario para incorporarse a ambas vías provocando que vehículos de gran tonelaje impactasen con las viviendas colindantes causando diversos desperfectos.