Las minas de Teruel se afianzan como las mayores productoras de carbón nacional en plena incertidumbre

Dos tercios de la producción de carbón autóctono salió el año pasado de suelo turolense debido al cierre de empresas en León y Asturias. El futuro de la térmica marca no obstante el devenir de las minas, las únicas rentables que quedan.

Imagen de la  central de Andorra
Imagen de la central de Andorra, el mes pasado
Laura Uranga

A golpe de crisis en el sector, de retirada de ayudas, y de cierre de otras empresas, las minas que quedan en la provincia turolense se han consolidado como las más rentables y productivas de todo el territorio nacional.

Las empresas Samca, la mayor de España desde hace años, con sus explotaciones en Ariño y Compañía General Minera de Estercuel, aportaron el 66% de toda la hulla que se extrajo de suelo español durante 2017, según el informe anual elaborado por la patronal Carbunión. En concreto, de Teruel salieron el curso pasado 1,83 millones de toneladas de mineral, la cifra más alta desde 2012, y que por primera vez supera lo extraído conjuntamente por León (0,5 millones de toneladas) y Asturias (0,4 millones), las dos provincias que durante años han sido el foco del sector minero.

Estos datos no obstante solo son una victoria pírrica para el sector minero turolense, ya que si bien se deben a la rentabilidad de sus empresas, están condicionados por el cierre de numerosas explotaciones en el norte de España, especialmente de aquellas de interior, un proceso que también vivió Aragón con anterioridad con la clausura de Mequinenza en 2014 y el pozo de Ariño a finales de 2016. Para hacerse una idea de lo que ha supuesto este proceso, la extracción de carbón en Asturias ha caído casi un 90%, por un 70% en León, mientras que otras regiones como Castilla y La Mancha, llevan desde 2015 sin extraer.

El año pasado tiene además otro condicionante y es que fue especialmente bueno para la minería debido a la sequía y la falta de recurso eólico, que limitó de forma importante la generación de energía renovable. Las eléctricas tuvieron que tirar así más de generación por parte de nucleares y centrales térmicas como la de Andorra, planta que aumentó un 43% su generación de electricidad.

“El año pasado fue un oasis dentro del último lustro que hemos vivido, pero sigue sin estar nada atado de aquí a tres años”, resume Sebastián Ruiz, presidente del comité de empresa de Samca en cielo abierto, en relación a la incertidumbre que rodea a todo el sector y que está condicionada por la continuidad o no de la central de Andorra más allá de 2020, un supuesto que aún sigue en el aire supeditado a que Enel -propietaria de Endesa- haga una inversión para adaptarla a las normativas europeas en materia de medio ambiente.

La importación de carbón sigue siendo 7 veces superior

Y es que la central de Andorra es la principal garante a día de hoy de la continuidad de los más de 400 empleos entre directos e indirectos que generan las minas turolenses. Su consumo de carbón autóctono, para el que está preparado su sistema, retroalimenta la extracción de mineral, un horizonte que de momento está cubierto durante este año después de que en 2017 se firmara un contrato de más de dos millones de toneladas.

La situación del año pasado, marcada por la sequía y la necesidad de recurrir a la quema de carbón para cubrir la demanda eléctrica, ha alentado los argumentos de sindicatos y patronales que piden que se garantice un suministro básico de hulla autóctona en el mix energético. A este respecto, Carbunión reclamaba al presentar su informe que “las condiciones climatológicas del pasado año  vienen a demostrar, una vez más, la necesidad y conveniencia del uso del carbón nacional como fuente principal de respaldo a las energías renovables, aportando además la limitación en los costes de generación eléctrica y la garantía de un suministro adecuado a la demanda”.

Pese a esto la gran mayoría del carbón que se quema en España no se extrae del suelo nacional, sino que llega importado. En concreto, durante el año pasado se importaron más de 19 millones de toneladas, mientras que solo se quemaron 2,7 nacionales.

El número de importaciones ha ido además al alza conforme se ha asentado la crisis en el sector. Si en 2011, último año de cierta estabilidad, las minas españolas generaron 6,6 millones de toneladas (un 60% más que ahora), entonces se importaban 16 millones de carbón extranjero, un 23% menos que ahora.

En busca de una ley que regule el cierre de las térmicas

En este contexto, el ministro de Energía Álvaro Nadal avanzó hace unas semanas en una visita a Zaragoza que el Gobierno central está trabajando en un proyecto de Ley que, después de pasar por el Congreso, intentará regular el cierre de las centrales. Por el momento se ha avanzado poco sobre el fondo de la norma, que no obstante, según adelantó el propio Ministro, daría pie a que las empresas no pudieran cerrar una planta si se considera que esta es importante para atender la demanda de energía en España, como pudo ser la generación por carbón en Andorra el pasado verano en plena sequía.

“Estamos expectantes pero el sentimiento cada vez entre más compañeros es de cierto derrotismo. Las inversiones deberían haberse anunciado ya. No obstante, lo inteligente sería mantener la producción de carbón ya que hemos visto en los últimos años como es el único recurso nacional modulable para atender la demanda”, valora Sebastián Ruiz.

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