La monumental fuente de Cella, en su nivel más bajo de los últimos 22 años por la sequía

El descenso actual no se recuerda desde el periodo 1993-1995. El pozo artesiano más grande de Europa, con un caudal de 3.000 litros por segundo, riega a pleno rendimiento 1.200 hectáreas.

El desenso del nivel del agua ha dejado al descubierto las escaleras acondicionadas para recoger agua en épocas de sequía.
La monumental fuente de Cella, en su nivel más bajo de los últimos 22 años por la sequía
A. García/bykofoto

La fuente de Cella, el pozo artesiano más grande de Europa con un caudal máximo de 3.000 litros por segundo, dejó de manar el pasado mes de agosto y está en sus niveles más bajos desde la fuerte sequía de 1993-1995. El descenso pluviométrico que afecta a la provincia de Teruel y, especialmente, a sus comarcas más occidentales ha provocado un retroceso insólito del nivel del agua, que, en pleno invierno, se limita a una poza en el fondo de la oquedad, de 11,5 metros de profundidad máxima.


La escasez de precipitaciones perjudica gravemente a la agricultura local, que acumula cinco años de malas cosechas. La recolección de cereal se quedó en 2016 en torno al 50% de una producción media, pero todavía fue peor en las 1.200 hectáreas de regadío que dependen de la fuente. Juan Sánchez, responsable de la Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón (UAGA) en la localidad, explicó que la mayor parte de los campos de maíz de la huerta no se pudieron cosechar por falta de riego y se aprovecharon "como pasto para el ganado". A juicio de Sánchez, las sequías son cada vez más frecuentes.


El alcalde, Joaquín Clemente, indicó que la falta de precipitaciones en la sierra de Albarracín ha provocado la desecación de la fuente de Cella, que se nutre de las aportaciones de los Montes Universales. Clemente señaló que, para recuperar la normalidad, deberían producirse lluvias intensas durante un tiempo prolongado. Aclara que la falta de lluvia no afecta de momento al suministro doméstico.


La única consecuencia positiva del descenso del nivel del agua fue la posibilidad de restaurar el pretil que rodea el pozo, una obra que se llevó a cabo entre finales de octubre y principios de noviembre pasados. El trabajo, supervisado por la Comisión Provincial del Patrimonio Cultural al afectar a un Bien de Interés Cultural (BIC), se ejecutó con celeridad ante la posibilidad de que un temporal hiciera subir la lámina de agua, una circunstancia que ni se dio ni está prevista a corto plazo.


El portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en Aragón, Rafael Requena, reconoció que las expectativas de lluvias "no son nada halagüeñas" para la provincia. Indicó que los pasados meses de noviembre y diciembre se registraron lluvias abundantes en Levante que beneficiaron "de refilón" a las comarcas más orientales de Teruel, pero que no alcanzaron a zonas como la sierra de Albarracín o el Jiloca.


El delegado de la Aemet descartó la posibilidad de que el bajón pluviométrico del occidente turolense esté vinculado a la utilización de sistemas de lucha antigranizo, como sostienen distintos colectivos agrarios. A juicio de Rafael Requena, "no es de recibo" sostener que los sistemas de prevención de las granizadas puedan alterar el paso de los frentes de lluvia.

Menos lluvia en el Arquillo

La cuenca del pantano del Arquillo, que abastece a Teruel capital, registró una caída de las lluvias del 35% en el último año hidrológico –del 1 de octubre de 2015 al 30 de septiembre de 2016– respecto al año anterior, al pasar de una precipitación media de 432 litros por metro cuadrado a 284. El volumen de agua embalsada se ha resentido y se sitúa actualmente en 11,3 hectómetros cúbicos, el 54% de la capacidad, frente a los 13,2 hectómetros de hace un año.


Los datos de precipitación acumulada revelan que esta fue mayor en el extremo occidental y menor cuanto más cerca de la presa, con un máximo de 520 litros por metro cuadrado en Griegos y un mínimo de 184 litros en el propio embalse, ya en el término municipal de Teruel.


Aunque el año hidrológico 2014-2015 fue mediocre y registró una precipitación equivalente a la media de los últimos 25 años, el año 2015-2016 se quedó muy por debajo y fue el más seco desde 1993-1994. El descenso pluviométrico en el último año en la cuenca del Arquillo –equivalente a la del río Guadalaviar– es parecido al registrado en el conjunto de la Confederación Hidrográfica del Júcar, que pasó de una media de 480 litros por metro cuadrado en el año 2014-2015 a 310 en 2015-2016, un 35,5% menos.

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