Los niños exhiben su valentía en un encierro que hace cantera y afición
El espectáculo de iniciación a los toros se celebró por primera vez en San León, donde tuvo una gran acogida.
Al grito de "¡Viva Teruel y viva la Vaquilla!", la multitud de niños de todas las edades que esperaba con ilusión el inicio del encierro comenzó a correr frente a unos toros simulados que salieron con retraso, algo que sirvió para aumentar el ánimo de los pequeños. Pablo, de 13 años, comentó a las puertas del improvisado ruedo: "Estamos nerviosos por si nos pilla".
Ataviados con el pañuelico y sosteniendo un periódico enrollado para espantar a los astados de carretilla, los valientes iniciaron la carrera tras el lanzamiento del tradicional chupinazo, no sin antes haber calentado para evitar lesiones.
En esta ocasión, cinco fueron los toros de la ganadería de Tauroemoción que salieron de los corrales de la Nevera y que se dispersaron a lo largo de todo el recorrido. El encierro fue seguido por los vecinos de la calle Santa Amalia que, asomados al balcón, no se perdieron un sólo detalle. Afortunadamente, no hubo que lamentar ningún herido.
Este espectáculo taurino para los más pequeños, que se celebra desde 2010, modificó su recorrido habitual por las calles del Centro Histórico de Teruel para desplazarse al barrio de San León. "Este año hemos tenido que correr más, pero no hemos pasado nada de miedo", explicaba Lidia mientras sus amigas asentían.
Tras la emoción del encierro y protegidos por San Fernando al que se encomendaron los corredores, los más valientes se apuntaron al concurso de recortadores que tuvo lugar en una plaza de toros de circunstancias. Fueron muchos los niños algunos de ellos con capote que salieron del patio de cuadrillas para hacer el paseíllo por el ruedo mientras los asistentes padres, madres y abuelos aplaudían bajo el radiante sol el coraje de los pequeños.
Después de recibir un curso acelerado, impartido por los organizadores del evento que exhibieron y enseñaron a los niños cómo hacer diferentes figuras, ya estaba todo listo para que comenzasen los esperados recortes.
Rodrigo, de 5 años, se encargó de romper el hielo. A pesar de su corta edad no era la primera vez que se presentaba al concurso. Ayudado por dos profesionales, realizó el llamado salto del ángel y se elevó por encima del toro en honor a las fiestas turolenses. Al terminar comentó emocionado y orgulloso que, a pesar de haber sufrido daños de poca importancia por culpa de la embestida de uno de los astados de cartón piedra, estaba muy contento con su participación y que todavía le quedaban ganas de volver a salir.
Con este espectáculo los organizadores pretenden inculcar la afición por la tauromaquia a los más pequeños además de permitirles demostrar su valentía en el ruedo.