Mercado y jotas para cerrar la Fiesta Modernista

La plaza del Torico fue ayer una ventana al pasado que sumergió al público en el Teruel de 1912, cuando Monguió construyó algunos edificios que aún se conservan.

La plaza del Torico se convirtió ayer en un mercado popular ambientado en 1912.
La plaza del Torico se convirtió ayer en un mercado popular ambientado en 1912.
antonio garcía/Bykofoto

Teruel despidió ayer una semana dedicada al modernismo transformando la emblemática plaza del Torico en un mercado popular de principios del siglo XX. Por él desfilaron los personajes más humildes y la más alta burguesía que poblaban la ciudad cuando el arquitecto Pablo Monguió –discípulo de Gaudí– construyó, en torno a 1912, algunos de los edificios que aún hoy se conservan en la capital turolense como vestigio de aquel estilo arquitectónico.


Los turistas que recorrían la ciudad por la mañana se encontraron, muchos de ellos por sorpresa, con una ventana en el tiempo que los sumergió de repente en los felices años veinte. Sonaba la canción ‘La chica del 17’ y varias parejas bailaban al ritmo de esta reliquia musical que tan popular se hizo en décadas pasadas. Hubo también espacio para las jotas cantadas y bailadas por personajes vestidos fielmente a la usanza de principios del siglo XX.


Alrededor de esta verbena nostálgica, podían verse puestos de venta ficticios en los que se exponían los productos de mercado más característicos de aquella época, desde alpargatas, a cántaros de barro, gallinas vivas o juguetes de madera, junto a verduras del terreno, embutidos y panes redondos cocidos en leña.


La Fundación Bodas de Isabel, que se ha hecho maestra en las recreaciones históricas a raíz de la representación cada mes de febrero de la historia de Los Amantes de Teruel, se encargó este fin de semana de que la ciudad regresara a la época del modernismo, especialmente floreciente en la ciudad.


Hasta 140 personajes turolenses del año 1912 –el doble de los que aparecieron en la edición del año pasado– ha puesto en escena este fin de semana la Fundación Bodas de Isabel. El público pudo ver ayer a los marqueses de la Cañada –propietarios del palacio de la Marquesa–, a La Ricarda –dueña del primer coche que se vio en Teruel– y a la condesa de Parcent –se conservan restos del palacio del mismo nombre–. No faltó Pablo Monguió ni el herrero que tantas veces forjó el hierro para sus edificios, Matías Abad.


Para dar toda la veracidad posible a la recreación, los organizadores de la fiesta modernista trajeron este fin de semana a Teruel a un descendiente del famoso Tenor Marín que da nombre al cine-teatro de la ciudad, un hombre que, como su antepasado, se dedica profesionalmente al bel canto.


Los vestuarios y la decoración de las escenas, muy reales, llevan tras de sí horas y horas de investigación y trabajo, como destacó ayer la gerente de la Fundación Bodas de Isabel, Raquel Esteban, quien agradeció la ayuda que ha recibido de muchos turolenses para preparar la edición de la Semana Modernista que ayer finalizó.Rigor histórico

"Cada año introducimos novedades en esta recreación y eso nos exige mucho trabajo. Queremos que la fiesta se desarrolle con rigor histórico además de brillantez", explicó Raquel Esteban, vestida con traje popular aragonés.


Esteban destacó que este año la preparación de la representación teatral callejera ha sido especialmente laboriosa. A las escenas habituales en ediciones anteriores de la fiesta burguesa y el mercado popular se ha sumado en esta ocasión la recreación de un pasaje en el que dialogan los ingenieros que construyeron a principios del siglo XX el ferrocarril turolense. No solo eso; un numeroso grupo de actores participaron el sábado en la multitudinaria manifestación en defensa del tren convertidos en pasajeros con maletas.


El público, que llenó por momentos la plaza del Torico, pudo ver también cómo se desarrollaba una campaña de vacunación a la población. Todo ello en homenaje al médico turolense Miguel Ibáñez, que fue además presidente de la Diputación Provincial y del Casino.


El alcalde de Teruel, Manuel Blasco, no dudó en afirmar que la recreación modernista contribuye a atraer turismo a la ciudad, como lo demuestra el incremento de la ocupación hotelera que se registra durante este fin de semana.

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